Esa es la idea que ha transmitido el Lehendakari en esta campaña. Un Lehendakari que aspira a serlo otra vez más y que ha demostrado un realismo a prueba de bombas con datos sobre la crisis económica y soluciones para esta misma. Soluciones de obediencia vasca. Hechas por vascos y para vascos. Sin embargo, otros no pueden decir lo mismo. Patxi López ha intentado vender en esta campaña que está en la oposición cuando, aun siendo cierto, es también incierto ya que su partido gobierna en Madrid. En un Madrid que se ha negado a cumplir el Estatuto de Gernika y que sólo cede cuando con el agua al cuello como con la última transferencia conseguida por el Grupo Vasco en el Congreso. Un Gobierno para el cual el euskera es algo ajeno y un Gobierno que defiende la soberanía de los vascos subordinada a la española. Por lo cual, no pueden empezar en esta campaña a prometer soluciones cuando han tenido 5 años para proponer o ejecutar acciones. Un Gobierno que ha utilizado la política antiterrorista a su gusto con detenciones en tiempos de crisis e ilegalizaciones “ad hoc”.
Y es que el PSOE no pueden enmendar el desaguisado histórico que ha tenido con el autogobierno vasco con dosis de propaganda. Ya en el 36, Indalecio Prieto firmó a regañadientes el Estatuto de Gernika y, aunque el PSOE formase parte del Gobierno vasco de Aguirre, el bilbaíno intentó cargárselo en su tiempo de exilio ya que los consejeros socialistas que fueron fieles al Lehendakari, lo fueron por respeto a su personalidad. Entre otros, Santiago Aznar, consejero socialista que propuso la ikurriña como bandera del Gobierno. Además, sin el empuje nacionalista vasco este Gobierno hubiera sido imposible ya que los socialistas nunca tuvieron interés ninguno. Como tampoco tuvieron interés en el 78 de votar a Juan de Ajuriaguerra, representante del partido más votado en Euzkadi Sur, como presidente. Tuvo que ser Ramón Rubial, otro histórico luchador, con los votos de UCD el que ocupó ese puesto por este partido. Luego vino el segundo Estatuto que aún sigue amputado con más de treinta transferencias pendientes.
Por eso, los nacionalistas aspiramos a representar a los vascos. A todos y cada uno de ellos sea cual sea su ideología ya que los partidos de corte españolista se niegan. El PP y el PSOE se han borrado con su estatalismo monocolor, un estatalismo que busca la asimetría de un estado asimétrico. Más aún, la España plurinacional que defiende la Constitución del 78 está siendo destruida por unos partidos de gobierno que confunden el Estado con la Nación. El autogobierno vasco es el resultado de la lucha de muchos años por recuperar nuestra soberanía perdida. Una lucha llevada por el nacionalismo vasco casi en solitario. Por eso, si no quieres dar pasos atrás, el voto al candidato Ibarretxe es imprescindible.
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