miércoles, 31 de diciembre de 2008

ETA censura y muchos callan

Dicen que estamos en crisis, pues parece que para ETA no ya que hoy nos ha felicitado el año con 100 kg de explosivo. Bueno, todavía no lo hemos acabado pero ellos ya han querido darnos la enhorabuena. Como siempre, tiene que hacer acto de presencia para amargar lo que sea. Ya lo dijo Jose Luis Bilbao, todo lo que toca lo destruye tal y como lo ha hecho hoy en Bilbao. Han atacado EiTB, han atacado a la única televisión que emite en euskera y han atacado, también, a Deia, El Mundo, Antena 3 y Onda Cero. Han atacado pues a los medios de comunicación en general y al ente público vasco en particular. Han intentado hoy, como lo llevan haciendo muchos años, silenciar a quienes no se dejan chantajear y callar a la mayoría de la sociedad vasca que les pide que se vayan por donde vinieron. Han asesinado a todo tipo de personas ya sean empresarios, políticos, periodistas o futbolistas y de todos los tipos de ideología (de izquierdas a derechas, nacionalistas vascos, nacionalistas españoles...). ETA está contra todo quien no le baile el agua. Y parece que algunos no aprenden.

Lo más grave de esta situación no es el hecho de que ETA ponga bombas. Lo peor es que aún hay ciudadanos, y no son pocos, que callan cobardemente ante los atentados. Unos callan porque no están de acuerdo con lo que los miembros de ETA hacen pero no tienen la gallardía de plantar cara y otros porque están a favor de la “lucha armada” y no se atreven a hacer apología. Además, esos que callan son los que cuando ETA recibe un golpe pide justicia o la liberación de los presos. O los que están todo el día dando lecciones sobre cualquier tema ante la sociedad vasca. Son los que se creen imprescindibles en esta sociedad no se dan cuenta de que su propia acción les expulsa de ella. Son ellos los que se crean enemigos. Su mesianismo les está llevando a la marginalidad. ETA atenta contra el pueblo vasco y actúa contra él, no con ellos. ETA y los que le apoyan y callan. Los que les homenajean y jalean, los que se van por la tangente cuando hay un atentado. Sin el entramado social de ETA, las armas se quedan en casi nada. Sin gente que cada vez que haya una manifestación ensucien el “Euzko Gudariak” y la bandera de los vascos (la Ikurriña) que se apropian.

Este atentado es, en concreto, un aviso para el PNV, tal y como el asesinato de Isaías Carrasco lo fue para el PSOE. Esta bomba está enmarcada en está última campaña contra el partido jeltzale que empezó con el bombazo en Ondarroa y prosiguió con el asesinato de Uria. Es una bomba contra quienes defendemos el autogobierno vasco libre de violencia. Flaco favor hace al nacionalismo vasco, hoy dividido por cuestiones nominales y, en algunos casos, acomplejado por el mundo de ETA. Por eso, espero que esta bomba haga reflexionar a quienes, con los que callan antes las bombas y defienden a los que la han puesto, quieren fomentar un polo soberanista que en su análisis obvie la existencia de un grupo asesino llamado Euskadi Ta Askatasuna. Toca plantar cara y mostrar nuestro cansancio. No queremos vuestra tutela, el pueblo no os quiere, dejadnos en paz.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Miremos al futuro

Es corriente escuchar en la voz de muchos jóvenes que el nacionalismo es algo del pasado. Son muchos los que están convencidos que la reivindicación nacional es algo que en un mundo globalizado sólo sirve para segregar a un grupo de ciudadanos de los demás. Ven el proyecto nacional como algo arcaico, contrario al progreso. Los medios de comunicación y los partidos estatales son los primeros en promover esta corriente del pensamiento. El PP, PSOE y sus voceros son los que han dado a entender que reivindicar un Estado Vasco es excluyente y arcaico. Son los que desde su patriotismo estatalista intentan negar, utilizando la baza de la modernidad, que la secesión vasca es cerrarse al nuevo mundo. Quieren hacernos ver a los nacionalistas vascos como a gente “demodé” o nostálgicos románticos. Nada más lejos de la realidad, puesto que fuimos nosotros en 1933, cuando en un Aberri Eguna, reivindicamos el encaje de Euzkadi en Europa. Algo inimaginable para los políticos de la época, aferrados a sus estados con uñas y dientes, y que sólo algunos pensadores como Kant supieron intuir. Los nacionalistas vascos siempre hemos creído en Europa. Landaburu, en su Causa del Pueblo Vasco, definió a la Federación Europea, embrión de la actual Unión Europea, como una idea antigua renacida de la Segunda Guerra Mundial ya que es una forma de defender al individuo de los excesos del totalitarismo y evitar que éste se vuelva a dar en cualquier lugar del mundo. Así pues, no se nos puede acusar de ser retrógrados, si no, más bien, de todo lo contrario ya que supimos ver más allá de nuestras limitaciones. Por otro lado, el nacionalismo vasco nunca fue fundado para compararse con otros pueblos, si no, para acercarse a ellos. Y eso ha quedado claro durante la Historia. El nacionalismo vasco nunca ha sido ajeno a los problemas de los demás y ha buscado la cooperación con otras naciones. Ejemplo claro es la Democracia Cristiana fundada, entre otros, por el Partido Nacionalista Vasco, de la que fue expulsado por el Partido Popular, o su posicionamiento claro en la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos de sus militantes colaboraron con los ejércitos aliados.

Y es que el nacionalismo vasco, en su mayoría, siempre ha abogado por su civismo y la defensa de los valores humanos. En el 36 ya lo demostró aliándose con la República. Los nacionalistas dejaron a un lado a los católicos rebeldes, quienes llevaron con mano de hierro el Estado durante 40 años, para ponerse al lado de quienes defendieron un régimen legítimo. Aparte, éste ha sido siempre ajeno a la lucha de clases porque siempre ha exigido a los Estados, y al suyo si lo tuviera, el acomodo social de las diferentes clases para así tengan una vida digna. Por tanto, las reivindicaciones sociales nunca nos han sido extrañas y ante el futuro que nos espera no deben serlo tampoco. Las 65 horas en Europa o el trabajo precario son retos que los nacionalistas vascos debemos tomar en serio. La construcción nacional parte de los propios ciudadanos quienes, como dijo Sabino Arana, forman la patria de los vascos. Esta afirmación (“Euzkotarren aberrija Euzkadi da”) debe ser la que nos guíe en el futuro. Hay que construir una nación, una patria, en la que los vascos de distintos signos nos sintamos cómodos. Ésta debe ser una patria social. La libertad, la igualdad, el respeto y, sobre todo, el derecho a la vida serán los valores de esta nueva estructura política. El desarrollo tanto del individuo como del colectivo y su bienestar, basado en la defensa de sus derechos y obligaciones, tendrán que estar garantizados si así queremos que este proyecto llegue a buen puerto. Porque así lo queremos los vascos, sin imposiciones políticas ni violentas, ni tampoco prohibiciones judiciales, y a través del diálogo. Escuchar, hablar, decidir y hacer, sobre todo hacer. Que las palabras no se las lleve el viento.

Por eso y para el desarrollo de esta nueva estructura política es necesario apostar por la innovación tecnológica. No podemos quedarnos a la cola. Un paso atrás es fatal, pero quedarse quieto no es mejor. Como bien dijo el otro día el Lehendakari, antes el mundo se dividía por ideologías, ahora se divide por tecnologías. Y como los vascos no queremos quedarnos atrás en esta carrera, tenemos que defender la innovación como fuente de desarrollo. No sabemos qué podrá ocurrir mañana, pero podemos intuirlo. Por eso, tenemos que defender la construcción europea. La cohesión de los Estados nos beneficiará porque en un momento de crisis, esta no se afrontará sola. Sin embargo, no debemos quedarnos de brazos cruzados ante la Europa de los Estados. Los vascos debemos reivindicar nuestro sitio. El Estado es una estructura política cambiante que está abocada a desaparecer. Las naciones, sin embargo, tienen una vida más larga. El Estado Español no existía hace 10 siglos, pero el Pueblo Vasco sí. Además, la tendencia a conformar uniones supraestatales debe confiarnos para un futuro en el que la pérdida de peso del Estado nos dé la oportunidad de ser nuestros propios interlocutores, sin mediaciones, ante Bruselas. El Tren de Alta Velocidad debe ser nuestro ejemplo ya que nos permitirá conectarnos más rápido y más limpiamente con Madrid y París y de ahí a otros lugares como Londres o Bruselas. Debe ser este proyecto el vector que abra a los vascos a Europa. Por eso, debemos defenderlo a capa y espada ante las agresiones violentas. Sólo así podremos soñar con un euro-región vasca, lo más parecido a un Estado Vasco que podríamos tener hoy en día o a medio plazo.

No obstante, el porvenir debe labrarse desde la juventud. Somos el futuro. Y para no condicionar nuestro bienestar, debemos intentar armarnos lo máximo posible. Esa armadura debe ser nuestra formación, de base euskaldún pero abierta al mundo, en la que el multilingüísmo debe ser fundamental, que nos prepare ante la vida laboral y nos permita desarrollar un empleo digno. Por eso, es necesario Bolonia y por eso debemos defender esta reforma. Tenemos que dejar a un lado los sistemas educativos del pasado y abrirnos a Europa.. A la vez, para el desarrollo del individuo se debe asegurar que, una vez acabados esos estudios, tendrá un empleo en el que desarrollar sus cualidades. El empleo debe ser garante de desarrollo personal. Por tanto, el acceso a un primer empleo digno debe ser nuestra primera reivindicación. Sin empleos dignos, el desarrollo de la juventud es casi nula ya que no desempeñan actividades acordes con sus características. Además, el empleo debe ser lo que nos haga madurar a los jóvenes y lo que nos permita independizarnos. Irse de casa es, en teoría, el último paso antes de la madurez. Aunque sin dinero es imposible y sin casas asequibles también. El acceso a la vivienda debe ser otra de las prioridades que todos los gobiernos deben trabajar. Nosotros, los primeros.

Aunque para ser los primeros en promover un acceso a la vivienda asequible debemos ser el partido más votado. Por lo cual, tenemos que ganarnos la confianza del electorado. Un electorado cambiante. Antes, el electorado era mayoritariamente fiel a unas siglas. Ahora, sin embargo, es cambiante y vota según le conviene. Eso es, valora más a la persona o al proyecto que a las siglas que hay detrás. Porque los políticos de hoy en día están mal vistos. Parecen vagos y corruptos. Muchos piensan, y en ciertos casos aciertan, que los políticos se sirven de los ciudadanos en lugar de servirlos. Esta desilusión política queda plasmada en el desenganche de la juventud con los partidos políticos y en la abstención creciente en los comicios. No ilusionamos. Por eso, hay que mantener una política realista, basada en lo que importa al ciudadano; cosa que se hace desde el Gobierno Vasco, y saber venderla. Porque tenemos un poderoso enemigo como son los medios de comunicación quienes detentan un poder de convicción superior a los demás. Debemos, por tanto, saber vender nuestro producto y no quedarnos como los tontos que hacemos el trabajo sucio mientras otros se benefician. Porque hacemos el trabajo bien, así nos lo reconocen desde fuera, pero el electoralismo convierte esta virtud en defecto ya que mientras nosotros trabajamos en pos del bienestar, otros nos atacan o echan nuestros proyectos abajo. Por eso, debemos saber ganarnos la confianza de la mayoría de tal manera que podamos desarrollar nuestro proyecto social sin depender de los demás. Está bien escuchar otras aportaciones, pero está mal que el debate social esté subordinado al debate político y, sobre todo, condicionado al politiqueo. El nacionalismo vasco debe atraer a su discurso a una masa crítica necesaria para construir un país sólido e integrar a la inmigración. Los inmigrantes son una realidad hoy en día que no debemos pasar por alto. Son, en mayoría, trabajadores que vienen a labrarse un futuro. Por lo tanto, tenemos que engarzarlos en la sociedad vasca y “asimilarlos” pero sin acabar con sus raíces. Eso es que se euskaldunicen y acepten nuestra cultura. Sólo de esa manera nuestro futuro será posible. No podemos dejar que estas personas piensen que lo vasco les es ajeno. Debemos integrarlos como se integraron los gallegos, extremeños y andaluces que ayudaron a levantar este país.

Volviendo a la realidad de este país, este proyecto debe empezar por la deslegitimación de quienes utilizan medios violentos para conseguir sus fines. En este caso ETA quien con su violencia disparatada es un obstáculo para la soberanía de Euzkadi. Sólo con su desaparición o, en su defecto, con su desarme, podremos decidir en libertad nuestro futuro los vascos. Aunque nadie puede dudar del compromiso del PNV contra el terrorismo. Sólo quienes, desde su posición de victimas, utilizan los asesinatos de la banda como arma arrojadiza. Ajuriaguerra ya lo dejó claro “con ETA ni a heredar”.

La modernización del discurso del nacionalismo vasco debe ser una prioridad. Con el proyecto Think Gaur 2020 se está estructurando el compromiso del Partido Nacionalista Vasco con la sociedad vasca. El discurso que tengamos de ahora en adelante debe ser claro y conciso. En estos tiempos que corren el tiempo es primordial. Todo va deprisa, por tanto, tenemos que sintetizar el mensaje. Éste tiene que ser fácilmente entendido por los ciudadanos. Para ello, debe jerarquizar y simplificar nuestra postura ante la realidad y nuestra apuesta por el futuro de Euskadi. Que no digan que no lo hemos intentado. Esa apuesta empieza por la construcción de una nación vasca partiendo de la base de la Comunidad Autónoma Vasca pero sin dejar de lado Navarra e Iparralde. Estos dos cachos de Euzkadi deben ser reivindicados y, sobre todo, respetados. No deben ser objeto de ninguna negociación, si no que debe ser consulta. Vascos continentales y navarros serán lo que ellos deseen.

Porque los nacionalistas vascos actuales debemos ser respetuosos con lo que los ciudadanos decidan. Así como lo fueron nuestros antepasados políticos a los que debemos homenajear. A ellos les debemos nuestro patrimonio político actual. Sin la gallardía de Ajuriaguerra, el PNV hubiera desaparecido en aquella larga noche del franquismo. Sin Landaburu, la modernización de nuestro discurso habría sido mucho más complicada. Sin Aguirre, no hubiéramos tenido un primer Lehendakari y un líder que representase al Pueblo Vasco a lo largo y ancho de este mundo. Y sin Irujo, no hubiéramos tenido jamás a nadie que ante las atrocidades de la Guerra, hubiera dimitido de su cartera mostrando su humanidad. A nosotros nos toca ahora reivindicar su legado, así como el de muchos otros, y enseñárselo a las generaciones venideras tal y como nos lo enseñaron a nosotros. Obras como “La Causa del Pueblo Vasco” no pueden caer en el olvido. Es la piedra angular del proyecto moderno del PNV, el que diferencia al nacionalismo vasco del nacionalismo cavernícola y lo convierte en humanista y abierto al mundo. Somos por tanto, los herederos de aquellos y los responsables de que otros hereden un gran trabajo. El capital humano ha sido básico para el progreso económico, político, cultural y social de Euskadi. Es el motor que ha tirado de él. Sin gente como Azua o Ardanza que en tiempos de crisis supieron capear el temporal, Euskadi sería ahora un región sin futuro y con una crisis estructural que nos depararía un futuro más negro de que se supone viene. Por eso, debemos procurar que este motor sea potente y garantizar así el futuro de quienes nos sucedan. Debemos dejar una estructuras estables y duraderas en las que basar nuestro desarrollo y progreso. Debemos seguir creciendo.

Puede que mis observaciones y mis deseos parezca utópicos. Puede que mi proyecto sea ensoñación. No obstante, sin ensoñaciones o sueños jamás se consigue cambiar la realidad ni mejorar lo presente. Debemos ser realistas y pragmáticos, pero también debemos soñar con un ideal. Queremos construir una Euskadi futura para todos pero sin renunciar a la Euzkadi que reivindicamos desde hace más de 100 años.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Recuperemos la ilusión

Es muy corriente escuchar a jóvenes desencantados con los políticos actuales. Somos el futuro y sin nuestro compromiso será imposible relevar a la clase actual. No veo claro que en un futuro a medio plazo, cuando la gente de más de 50 años esté jubilada, los partidos políticos puedan presentarse en todos los ayuntamientos en los que lo hacen ahora. Puede que se potencien nuevas formas de participación política como plataformas populares, sin una ideología concreta, cuyo objetivo sea el gestionar ciertas administraciones como ayuntamientos o concejos. O puede que siga como ahora que, votemos o no, los partidos políticos siguen comandando el país sea cual sea el apoyo popular recibido. Porque está claro que los jóvenes estamos desilusionados con nuestros dirigentes.

Los jóvenes seguimos, mayoritariamente, la vida política desde la barrera. No nos casamos con nadie o, simplemente, no nos interesa la política. La militancia da pereza, preferimos emplear el tiempo en nuestras cosas particulares, y los partidos nos parecen unos entes ajenos a nosotros. Además, no hay tiempo para dedicarse a pensar en los problemas de los demás. Pero no sólo eso, la política es aburrida y los políticos son unos vagos que se enriquecen a nuestra costa. Nada más lejos en la realidad, bien es cierto que hay quien se sirve del ciudadano, pero son una minoría puesto que detrás de cada propuesta, enmienda o ley hay mucho trabajo ‘sucio’ por detrás. Parece que lo que no sale en los medios no existe. Los jóvenes también vemos a la clase política alejada de la sociedad actual. Creemos que están estancados en debates baladíes y que no se centran en lo que importa a la ciudadanía. En muchos casos es cierto, pero en otros casos es la obsesión de los medios con ciertos temas de interés popular lo que nos hace creer esto. En el Parlamento se discuten muchas más leyes de las que salen en el Telediario. Es más, la mayoría de leyes y propuestas no salen en los medios y las que salen son explicadas muy superficialmente. Los medios tienen, en cierta medida, la culpa del aburrimiento popular.

Los medios han centrado el debate político, lo que el ciudadano medio sigue, en cuatro temas concretos y alguno que surge según la coyuntura. Esos debates son los que dan votos y son debates simples y poco enriquecedores para el ciudadano. Suelen ser discusiones llenas de tópicos y superficiales que los medios distorsionan según el interés. Las alocuciones son sesgadas y se potencia a algunos borrando del mapa a otros sin mayor criterio que la conveniencia. No hay más que preguntar al ciudadano medio por esos temas, como puede ser el conflicto vasco, para ver que una gran parte de la ciudadanía sólo suelta tópicos y, en lugar de dar argumentos, afirma categóricamente sin tener en cuenta que existen los matices o que puede que no tenga ni idea. Porque el resultado del debate público es previsible. Se sabe cómo va a acabar. Y dan igual los argumentos porque el rodillo de la masa, muchas veces lleno de mediocridad, se impone ante lo que utilizan la lógica como medio. Este estancamiento hace que el ciudadano se aburra. Por otro lado, la facilidad con la que se destruye en política hace que la gente se desilusione. Las grandes argumentaciones y propuestas generosas quedan relegadas al ostracismo por respuestas destructivas. Muchos se encierran en sus siglas y han perdido el concepto de país y la responsabilidad política. Con tal de ganar votos relegan a un segundo plano los intereses del ciudadano (las cajas vascas). Aunque los ciudadanos no somos menos ya que nuestros prejuicios nos hacen desechar una propuesta por el que la propone y no por su peso. Además, como bien he dicho antes, las propuestas son poco y mal explicadas. Se dan cuatro pinceladas sobre el tema y se intenta simplificar hasta el extremo pero sin matices. Salvo casos como el de Leopoldo Abadía y sus crisis ninja, pocos han sido los que nos han explicado a los ciudadanos medios qué nos ocurrirá ahora que se supone nuestra economía va a pique.

Esa desinformación o mala información o información incompleta, unida a sensaciones como que los políticos viven en su mundo o que estamos estancados hacen que los jóvenes, que soñamos con cambiar el mundo, dejemos de lado la política. Asimismo, esa falsa creencia de que podemos cambiarlo nos desanima. Esa sensación no es más que artificial ya que, como todos sabemos, nada cambia de la noche a la mañana. Y menos en un mundo individualista como el de ahora. Porque vivimos sin conciencia política y con una conciencia demasiado materialista. Por eso, creo que habría que enseñar pedagogía política: diferencia la realidad del sueño y la estrategia de la ideología. La segunda debe basar la primera, sobre todo, porque la primera es particular y la segunda general. Eso que es que cada uno tiene su ideología y que todos vivimos en sociedad. Además, los medios deberían ser los pedagogos, ya que ellos son la correa de transmisión entre los políticos y nosotros, ellos deben ser los que nos muestren los entresijos de la realidad para así poder afrontarla sin llevarnos tal desilusión. Tenemos que recuperar la ilusión por dirigir este país, la ilusión por llevarlo hacia delante y la ilusión por renovarlo. Los jóvenes somos el futuro, es cierto, pero tenemos que formarnos para ser el presente. Porque sin presente no hay futuro y sin futuro no hay progreso. No podemos quedarnos de lado ni estancarnos. Tenemos que construir una Euskadi real que sea fuerte y competitiva. Entre todos.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Fragasaurius Rex

El último eructo de Fraga huele muy mal. La momia ha dicho que habría que ponderar el peso de los nacionalistas colgándolos. Además, ha barruntado, porque de otra manera no se puede expresar, que los “nacionalistas” son contrarios a la defensa de España. Por ende, él también lo es porque este viejo lobo franquista es un facha de tomo y lomo. Bien dijo hace unos años que la ikurriña hondearía por encima de su cadáver. Por si fuera poco, firmó condenas de muerto y se apropió de las calles de Vitoria asesinando a tres obreros. Así es Manuel Fraga, presidente fundador del Partido Popular, este experimento postfranquista que aglutina a la derecha españolista.

Señor Fragasaurio: usted chochea. Retírese antes de que sea tarde y deje de decir memeces. Usted no cree en la democracia y nunca creerá. Al igual que muchos de su partido. La mona aunque se vista se queda, mona se queda y el extremista igual.

PD: El Señor Fraga Iribarne fue uno de los con su firma avaló el asesinato de Julián Grimau. Asesino.

60 años de Derechos Humanos

60 años ha cumplido la declaración universal de los derechos humanos. 60 años de avances, lentos, pero hacia delante. 60 años en los que el mundo se ha globalizado y que las fronteras que antes eran abismales, ahora no son más que detalles en el mapa. 60 años en los que muchos hemos crecido pero que otros se han estancado o han ido a peor. 60 años dan para mucho, por lo menos, para esta humilde reflexión. Aun así, hoy hay que felicitarse porque nuestra sociedad se basa en unos derechos y unas obligaciones que nos hacen a todos libres pero iguales, dignos pero solidarios. Un equilibrio que aún falta por cumplir. No todo es bello e idílico. Los retrocesos en materia de libertad, que han sido sustituidos por seguridad, y la complicidad con los Estados que son antagónicos a esta declaración son el balance negativo de 60 años intentando democratizar el mundo.

Sigamos adelante, intentémoslo, hagámoslo. Merece la pena.

Todos nacemos, morimos y vivimos iguales

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Detenciones a la carta

Hace una semana que murió asesinado en Azpeitia Inazio Uria y ayer ya hubo nuevas detenciones. Aitzol Iriondo, supuesto sucesor de Txeroki, fue arrestado en Francia junto con otras dos personas: una de ellas Eneko Zarrabeitia Salterain que estaba en búsqueda y captura desde hace bastante tiempo. Más tarde, se detuvo a otras 3 personas en la frontera de Irun. Son gente sin fichar que seguramente acabarían de entrar en la banda. Y ya salieron de nuevo los políticos a felicitarse de lo buenos que son, salvo honrosas excepciones como la de Urkullu que abogó por el diálogo, y los de siempre para decir que la represión no es el camino pero que callan cuando asesinan a un compatriota. Otra vez igual. Todo vuelve a la normalidad.

Sin embargo, el muerto sigue muerto. Y lo estará para siempre. Es curioso que Eneko Zarrabeitia, quien aparecía en carteles policiales desde hace un tiempo, sea justo arrestado después de un asesinato. Asimismo, se me hace extraño que Iriondo caiga tan rápido después de Txeroki y más aún, que se consiga arrestar a tres “legales” en la frontera. No es que no me alegre, siempre está bien que haya seis terroristas menos en las calles, pero me huele a chamusquina. Me parece poco normal que las fuerzas del estado empiecen a funcionar ahora que el cuerpo está en el cementerio. ¿Dónde estaban hace una semana? ¿Hace cuánto que tienen pistas de Iriondo, Zarrabeitia y Artetxe? ¿Por qué no les arrestaron antes? ¿Tenemos que esperar a que el Gobierno vaya mal o que se cometa un atentado para contar con detenciones importantes y no con muñecos pin-pan-pun?

Como bien dijo Urkullu, esto sólo se acabará por la vía del diálogo. Siempre habrá un número residual de etarras y de simpatizantes. Por eso, hay dos maneras de afrontar a ETA: una es mearnos de emoción cada vez que haya una detención y pensar que somos los mejores mientras que por otro lado les damos alas o la otra que es coger el toro por los cuernos y deslegitimarlos hasta que no les quede otra que dejarlo. Sin amenazas, sin ilegalizaciones ni torturas, con la palabra y el argumento. Sólo el Pueblo Vasco podrá con E.T.A..

jueves, 4 de diciembre de 2008

¿EA adónde miras?

Tras el triste asesinato de ayer, el salvajismo político por excelencia, en el ayuntamiento de Azpeitia han temblado los cimientos. El equipo de gobierno, formado por ANV, EA y Aralar, se ha roto. El actual alcalde Iñaki Errazkin se ha negado a condenar esta salvajada. Eso le ha costado el puesto. Por una vez, la cordura política ha funcionado y se ha dejado de dar coba a alguien que no respetaba el derecho más fundamental del ciudadano: la vida. El asesinato de Inaxio Uria ha hecho replantearse a muchos su política de alianzas, sin embargo, en cuanto pase la marejada todo volverá a su cauce. Como pasó en Arrasate. Después del asesinato de Isaías Carrasco, el PNV de la mano del PSOE intentó expulsar a ANV de las alcaldías de varios pueblos. EA, Aralar y EB, en varias ocasiones, lo impidieron. Gracias a esos votos en contra, han conseguido que, otra vez, un alcalde sea incapaz de rechazar el asesinato premeditado de un vecino. Han conseguido que los cobardes que callan, sigan en sus puestos de mando.

Eusko Alkartasuna es, en gran parte, responsable de esta situación. Los de Unai Ziarreta tumbaron las “mociones democráticas”, mal nombre por cierto, y condenaron a muchos a un alcalde que miraba para otro lado cuando les amenazaban o presionaban. Ahora que todo se les ha caído encima, hablan del carroñerismo político de algunas fuerzas que quieren ocupar sillones aun con el cadáver caliente. ¿No le da señor Ziarreta vergüenza decir esto? ¿Acaso no sabían quién había detrás de ANV? ¿Qué pasa?, ¿vale más la muerte de Uria que la de Carrasco? ¿No se imaginaban que ocurriría lo mismo? ¿No se imaginaron que iban a salir con lo del conflicto cuando el TAV no tiene nada que ver?Podrán argumentar que sus planes municipales coinciden con los de ANV, que su pacto puede beneficiar a la ciudadanía, pero jamás podrán justificar que han aupado a un alcalde que se acobarda con un cadáver en la mesa. ¿Qué hará Ziarreta cuándo en San Sebastián de Azpeita el alcalde salga con la bandera de los presos y les dedique las fiestas sin ni siquiera nombrar a Inaxio Uria con el cadáver ya frío? ¿Les dolerá la conciencia o lo harán en pos de un “polo soberanista”? ¿Qué harán ahora en Zumaia? ¿Hasta que no maten a nadie seguirá ANV?

No voy a poner en duda la posición de EA sobre la violencia de E.T.A.. Sé de sobra que es un partido que siempre se ha posicionado en contra de esta. No obstante, me pregunto por qué lanzan salvavidas a quienes miran a otro lado con un muerto en la mesa. Me pregunto por qué siguen el juego a quienes cuando un alkartetxe es quemado callan. Digan ustedes lo que quieran, piensen lo que les apetezca, pero su estrategia basada en humillar al PNV dando alas a ese “polo soberanista” es absurda y es un embudo para hacer pasar los análisis surrealistas de quienes hablan de “lucha armada” en lugar de terrorismo. Ustedes tenían pactos con el PNV, los han roto, ustedes tienen un pacto con la sociedad vasca. El verdadero polo soberanista es el que formaron los partidos que defendieron la Consulta propuesta por el Lehendakari. El primer derecho es el derecho a la vida, y quien no lo respeta no tiene derecho a hablar sobre los demás.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿Debemos ser tolerantes los vascos?

Los vascos tenemos la obligación de ser tolerantes. Vivimos en una sociedad terriblemente fragmentada y en el que la tolerancia es el vector que nos tiene que unir a unos y otros. Sin respeto al prójimo, la convivencia es imposible y esto se convierte en un campo de batalla. Los vascos tenemos que darnos cuenta de que el País es de todos y para todos. A día de hoy, y más después de lo ocurrido en Azpeitia, debemos limitar nuestras aspiraciones particulares por el bien común: construir una sociedad vasca libre y moderna, en la que todos vivamos más o menos a gusto. Sin imponer, sin impedir. Teniendo en cuenta a las mayorías y a las minorías. En Euskadi hay sitio para todos los puntos de vista. Por lo cual, tenemos que ser respetuosos con quien piensa diferente e intentar, en estos tiempos convulsos, tender puentes entre todos para acabar con la violencia de E.T.A.. El diálogo, escuchar y ser escuchado, es el vehículo y la tolerancia la gasolina que deben llevarnos al final de la violencia. Así, quizás, algún día podamos decidir libremente qué queremos ser y acabar de raíz con este conflicto político. Sin imponer ni impedir.



lunes, 1 de diciembre de 2008

Arnaldo Otegi o el surrealismo político

Otegi ha vuelto en una entrevista en Gara. Dice venir de una época de escucha. Su análisis parte de estos tres puntos: la represión y confrontación con el Estado, su fracaso actual y la necesidad de un movimiento popular que articule el cambio en la sociedad vasca.

En la entrevista que Otegi tuvo con el diario vasco, el exdirigente de Batasuna defendió que los vascos no estabamos de acuerdo con el modelo estatuario actual lo que era un gran fracaso de la estrategia de asimilación del estado. Este desacuerdo con el modelo estatal es, según Otegi, una gran victoria de la izquierda abertzale que debe saber administrar. Además, la solución pasa un Estatuto de 4 más el derecho a decidir. Para conseguir eso se necesitan dos factores: primero negociar y llegar a un acuerdo con el Estado y segundo formar un bloque progresista e independentista. Otegi quiere liderar esa alternativa al PNV, partido que según ellos no es lo querían que fuese, y vertebrar el cambio de escenario político vasco. Por otro lado, de cara a las próximas elecciones vascas, Otegi sostiene que intentarán estar en las instituciones ya que Herri Batasuna nació para tomar parte en ellas y por eso harán un esfuerzo para intentar concurrir a los comicios. Aun así, Otegi admite errores, sin profundizar demasiado en ellos, y defiende que la base de ese cambio político que intentarán desde las instituciones parte de la profundización de lo hablado en Loyola. Y es que según Otegi, estamos en un cambio de “escenarios”. Para Otegi, si el estado quiere una salida democrática al conflicto este debe explicar al pueblo español la raíz política del conflicto, “independientemente de la lucha armada o como dicen ellos el terrorismo”, ya que este se solucionaría en términos políticos por la vía de la negociación y el acuerdo.

A mí, la entrevista mascada y no me aporta nada nuevo. Otegi debe haber quedado amnésico perdido después de salir de la cárcel. HB tiene menos fuerza que hace 20 años y las alternativas que presenta ahora, el Estatuto a 4, son el fracaso puro y duro de una estrategia sin pies ni cabeza. En Txiberta se opusieron a participar en las instituciones políticas y lo demostraron durante muchos años. Ahora, según Otegi, han nacido para participar en ellas. Ver para creer.

Aparte, su análisis sobre la situación vasca es surrealista: no nombra ni una sola vez a ETA (directamente) y se ve de lejos que van a intentar utilizar a ese "polo soberanista" no como medio, si no como fin, para hacer tragar a una parte del nacionalismo vasco sus postulados como ya intentaron en Lizarra. Esos postulados no contemplan como problema la existencia de un grupo armado que se llama ETA y que mantiene amenazado a gran parte del pueblo vasco. Ya pasó en el "Nazio Eztabaidagunea" y volverá a pasar con la mesa de Maltzaga. Otegi sigue erre que erre con su palabrería vacía y su cínica retórica que apela al diálogo y la negociación pero que, en realidad, no es más que ruido ambiguo que lleva el viento. No tienen credibilidad. En la T-4 quedó clara la posición de E.T.A., matando a dos ecuatorianos, y luego más tarde se reafirmó cuando asesinaron a Isaías Carrasco. Ese día en que el mundo de Batasuna, el que busca la resolución del “conflicto” por vías democráticas, quedó callado.

Por último, y como muestra del autismo político de ese mundo, Otegi sigue hablando de victorias de la izquierda abertzale cuando hay más presos y menos votantes que antes de Lizarra-Garazi.

Lo dicho, surrealista.

PD: Gaur Mikel Laboa hil da. Goian bego.