jueves, 31 de diciembre de 2015

2015

Un buen año se va. A diferencia de los anteriores Martín ha disfrutado, mucho. Todo ha ido bien y no se puede quejar. Durante 2015 muchas cosas han cambiado. Nuevo trabajo, nuevos ambientes y nuevas situaciones. En definitiva: nuevos horizontes. Por si fuera poco, he visto ganar al Athletic un título, algo que parecía imposible. Entre los buenos recuerdos están los viajes a Barcelona, a Iparralde y, como no, la Semana Grande donostiarra (SUPER TXAPELDUNAK!!!). La verdad es que es difícil extenderse cuando un año ha sido bueno y Martín no es una excepción. He conocido parajes que deseaba conocer (Zuberoa, Baxe Nafarroa...) y he encontrado verdaderas maravillas (Donibane-Garazi), he tenido nuevas experiencias y he encontrado gente que comparte inquietudes y que lucha por lo que cree. Suena un poco cursi, pero es así. 

Evidentemente, todo tiene vuelta (hasta estomacal). En 2015 Martín ha hecho mucho daño y Martín ha sufrido mucho por ello, se siente culpable e intenta arreglarlo aunque sepa que es imposible y que le perdonan. Además, ha tenido que tomar una solución muy difícil. Martín aún te tiene en el recuerdo y es difícil que te olvide algún día, pero cree que es la mejor solución. Cuando se intenta algo de todas maneras y no funciona, lo mejor es dejarlo, a pesar de la pena y de los recuerdos. C'est la vie

En fin, se cierra un buen año y espero que se abra otro mejor. La verdad no sé qué pediría Martín que se cumpliera. Quizás disfrutar con sus amigos y familiares,seguir creciendo como persona (y como articulista igual también, está un poco de capa caída) y que no se le caiga el flequillo (ni lo de la coronilla ni lo que hay en medio). La verdad es que todo ese sufrimiento y pesar de años anteriores ha servido para aprender y aprovechar las oportunidades que han surgido, a pesar de los miedos y vértigos. Por último creo que Martín pediría un final digno y una vuelta a Bilbao. 

Feliz año nuevo!!! Urte barri on!!! 

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Una película: Abre los ojos (Alejandro Amenabar)

Una canción: Haritik tiraka (Glaukoma)

Un libro: Si c'est un homme (Primo Levi)

Un disco: Zartada eta Ferekaren artean (Physis Versus Nomos)

Un mes: Marzo 

Afición: Leer

Un concierto: Oskorri en Maule 

Una frase: Ondo ibili! 

sábado, 10 de octubre de 2015

Obsesiones

 Hay que hablar bien. Hay que escribir bien. Hay que expresarse bien. En general. Sin excepciones. Ese "hay" no debe sonar impersonal. Es una forma de generalizar, un truco estilístico; nada más. La corrección debe ser una norma, una ley, casi una obsesión - independiente al idioma en el que te expreses-, un objetivo vital. No voy a empezar a pontificar sobre las ventajas de expresarse bien ni sobre la necesidad de aprender de la gente que lo hace. Sería muy típico: buscar espejos o repetir lemas políticamente correctos, que son tan correctos como poco habituales.

 Para mí expresarse bien es una obsesión, otra más que tengo. Busco y rebusco en el diccionario para dar con la palabra que mejor encapsule mis pensamientos. También es una cuestión de eficiencia: mejor un segundo de silencio que miles en explicaciones en círculos. Quizás sea porque soy periodista o porque admiro a los buenos comunicadores. Por eso soy sensible respecto a la corrección del idioma. Escribimos más que nunca, pero no lo hacemos "mejor que siempre"- quizás tampoco  lo hacemos peor que nunca--, a pesar de las horas de colegio y a pesar de las horas de cursos, universidad o lectura obligatoria. No hay manera de puntuar correctamente ni de distinguir "a ver" de "haber". Es trágico, es frustrante y es paradójico.

 Me encanta la gente que se expresa con naturalidad y corrección, que habla como si las palabras fluyeran, como si fueran artesanos del verbo. La expresividad también tiene su lado estético. Es precioso ver y sentir como una cadena de palabras y silencios es armónica, como un grupo de caracteres forman un precioso cuadro que esconde - o que muestra, depende de por dónde lo mires- un mensaje.Quizá los periodistas sean pintores o músicos frustrados o quizás solo sean obsesiones y tonterías mías. Hay que expresarse bien. Todo lo demás es secundario.