¡Impresionante!

Lo de anoche no tiene palabras. Fue impresionante. Desde antes del partido sólo había una cosa en la cabeza: ATHLETIC. Todo era rojiblanco. Desde los balcones hasta las ilusiones. No había un solo edificio en el que no hubiera algo de los colores del equipo. Yo que venía de San Sebastián me alegré y me asusté al ver cuánta gente había en la calle. Mis amigos me contaron que el Athletic casi no pudo salir del Cartlon por la cantidad de aficionados que poblaban las calles. Se cocía algo importante.

El partido fue de los de afición. Un choque de tensión, de rugido y calidad que antes del descanso estaba finiquitado. Javi Martínez, Llorente y ¡Toquero! marcaron los goles al Sevilla. El equipo fue equipo y el Sevilla poco pudo hacer. Kanouté no trajo apenas peligro y los centrales estuvieron soberbios. Sólo faltó el 4º gol que hubiera hecho zozobrar San Mamés. La gente no se lo creía. ¡Es la primera final para dos generaciones de rojiblancos! ¡Todo después de tanto sufrimiento!

El final del partido fue el inicio de la fiesta. Bilbao era rojiblanca, se tiñó de rojiblanca y el fútbol se rindió al juego del Athletic. Pozas era casi inaccesible y en los bares se acabó el kalimotxo. Impresionante. Nunca había visto tanta ilusión en la gente. La condición e identidad quedó diluida en dos colores: el rojo y el blanco. Esperemos ser campeones y que la Federación rectifique y cambie la sede de la final. ¡Que no cabemos!

En fin, mucha alegría. Ayer me acordé del partido del Levante. Aquel partido a cara o cruz en el que el equipo evitó la segunda división. También recordé que estos números dan la razón a quienes defendimos que la gestión del club, tanto en el terreno deportivo como en el institucional, no es tan desastroso como lo pintan. Eran las duras, pero ahora son las maduras.

AUPA ATHLETIC!