La que nos espera

Queda cada vez menos tiempo para que Patxi López sea investido Lehendakari con los votos del PP. Y el gozo es grande entre los constitucionalistas, quienes quieren aprovechar la oportunidad de cambiar de arriba abajo las Instituciones. Lo primero que harán los socialistas, será izar la bandera española en Ajuria-Enea. Una enseña que ha estado ausente en la campaña del 1 de marzo, ¡que queda muy fea!, pero que vuelve una vez que los votos están en las urnas.

Lo segundo será, una vez que López sea ya Lehendakari y se haya formado el Parlamento, cambiar el dichoso mapa del tiempo de EiTB. Navarra y el País Vasco Continental desaparecerán, ya que, con razón, no pertenecen a la Comunidad Autónoma Vasca. Aunque, si quieren quitar a estas dos partes de Euskal Herria, en el sentido cultural, deberán cambiar también el nombre del ente público. Euskal Irrati Telebista quiere decir en castellano “Radiotelevisión vasca”, lo que incluye a estos dos cachos de Vasconia, porque Euskal es “vasco”, y quién habla euskera, es también vasco. ¿Lógico? Pues no lo parece. Según el PP y el PSE-EE, los vascoparlantes de Iparralde y Navarra no son vascos. Aunque éstos hablen la lengua vernácula, lengua seguramente desconocida para quienes les impiden ser vascos.

Lo tercero que haría el nuevo ejecutivo en EiTB, sería cambiar ese modelo “nacionalista” que distila. Un modelo excluyente, que sólo publicita a artistas nacionalistas vascos y sólo invita a los debates a éstos. Es más, a los demás les da con la puerta en las narices. Claro, algunos tienen la espina clavada de que cuando Basta Ya era la luz de España, en Euzkadi no era más que otra sombra. Al PP y al PSE-EE les dolió no ver a Juaristi, Savater o Gorriarán a todas horas, por la televisión pública, insultando a todo aquel que no comulgaba con su particular manera de entender nuestro país (que también es el suyo). Fue curioso ver como los propios vascos fomentaban el odio a su tierra en nombre de su libertad. Además, es curiosa esa falacia de que éstos no salían, cuando Gotzone Mora era habitual en los debates. Al igual que lo han sido otros “constitucionalistas” más moderados y menos viscerales como Gorka Landaburu, que ha firmado a favor de López en estas elecciones, y el inefable Joseba Arregi. Pero no sólo ellos, también han sido invitados y lo son, diferentes periodistas de El Mundo, El País o la Cadena Ser.

Lo cuarto, será cerrar el “altavoz a los terroristas”. Es verdad que en EiTB suelen aparecer Otegi y compañía, a veces hasta en repetidas ocasiones, pero es también cierto que en los demás medios de comunicación aparecen igualmente o hasta más. Es algo normal, porque, aun ilegalizados, Herri Batasuna sigue existiendo. Sus militantes son ciudadanos que no se pueden borrar de los medios. Basagoiti ya denunció hace unos días que EiTB “daba bola a los terroristas” por su cobertura informativa a los actos de D3M. No fue el primero, Mario Onaindia recriminó esa actitud a un periodista de Radio Euskadi. El lekeitiarra espetó al periodista que “vosotros estáis mirando para otro lado” ante la situación de los amenazados por ETA. Lo que quizás debería haber hecho el fallecido es autocrítica. Si el condenado en Burgos no hubiese tomado las armas y hubiese salido contra ETA en la primera manifestación antiterrorista podría echar en cara algo a alguien, pero habiendo sido pistolero lo mejor hubiese sido callar. Suena duro, pero más duros son 100 kilogramos de explosivo en la sede de EiTB en Bilbao.

Lo quinto, es lo que más les duele: EiTB ningunea el mensaje navideño del Rey. Debe ser que Su Majestad está por encima de las libertades de expresión, porque sino nadie se explicaría por qué hay que emitir su mensaje navideño. ¿Acaso es obligatorio dorar la píldora a alguien que vive de nosotros?

En fin, el cambio que viene va a ser duro. No se sabe quién administrará el ente público. Se dice que puede ser Calleja, que ojalá no lo sea, porque su independencia es equiparable a la de Pío Moa. Pero de todas maneras, agarrémonos que vienen curvas. El “caserío electrónico” se convertirá en el “ático constitucional”. Que suena más moderno y liberal.