jueves, 12 de marzo de 2009

Aquel 11 de marzo de 2003

Aún recuerdo aquel día en el que tembló Madrid. Ese día en el que al principio se pensó que era ETA, pero luego se demostró que fueron islamistas radicales los que perpetraron esta locura. A pesar de que a algunos no les hiciera gracia e intentasen mentir y jugar con los muertos. Fue el principio del fin. Una guerra injusta llevó a la muerte a más de cien ciudadanos que poco o nada simpatizaban con aquel conflicto. Y aunque en las manifestaciones quisieron colocarnos al lado de la Constitución, nos pusimos al lado de las víctimas y en contra del terror.

Pero para nosotros tampoco fue un día cualquiera. Ver en Madrid, una ciudad con la que todo bilbaíno tiene algo que ver, aquella sangría nos hizo temblar. Fue mucho más cercano que Nueva York. Pero aún recuerdo cuando nos dijeron en Deporte que habían explotado unos trenes y que era una salvajada. Fue una conmoción y no pudimos creerlo. Era increíble. Algunos, que pensaban que era ETA, se rieron de las víctimas, pero el humanismo fue mayor a pesar de que se intentase instrumentalizar ese dolor. La solidaridad se mostró en concentraciones silenciosas y palabras de repulsa. Ese día cambió nuestra vida.

Ahora, 5 años después, casi ni nos acordamos de aquello. Calló un gobierno y se levantó otro. Era cuestión de inercias. Se manipuló el sufrimiento, riéndose de las víctimas, con un cinismo tal que culparon a quien no era del atentado. Fue vergonzoso y poco vergonzante para quienes todavía creen en la teoría de la conspiración Esa gente, el PP más cerril y franquista, son unos sinvergüenzas. No hay más que escuchar a algunos que toda chulería son capaces de afirmar en una televisión que ha sufrido el bombazo de ETA que les dan juego. Desconozco si existen Dios y el cielo, pero si el primero existiera, se avergonzaría de los meapilas que tiene. Ni ética, ni moral: caradura.

Descansen en paz.

3 comentarios:

Nerea dijo...

Nombrar a Dios en estas cosas también está fuera de lugar. De verdad crees que un Dios querría matar a sus hijos para que otros se salvaran? Matarlos de esa manera? Yo no, ya lo sabes.

También iba a haber escrito sobre ese día en mi entrada anterior, pero B. Sanz y la pasividad de la gente me superaron. Hay historias increíbles que empezaron ese día. En la radio tuve oportunidad de escuchar algunas.

Jon dijo...

Veo que no has entendido por qué he nombrado a Dios. Era más por sus "fieles" que por lo que él mismo haría o hiciese. No seré creyente, pero tampoco blasfemo (a veces sólo, pero de mala leche).

Nerea dijo...

Sé por qué has nombrado a Dios, Jon. Sólo pretendo decir que no hay que subrayar que esa es la razón por la que supuestamente lo hacen. Creo que es una manera de darles coba, por decirlo de alguna manera.