sábado, 21 de marzo de 2009

Horizonte complicado

Se empiezan a despejar las incógnitas en Euskadi. El pacto PP-PSE-EE es inevitable y así lo anuncian desde las filas populares, quienes creen que existen “bases suficientes” para el “arreglo”. De tal manera que el escaño suplementario del PSE-EE en Álava, deja a UPyD de comparsa. Los hombres de Rosa Díez han perdido la llave del Parlamento, que ahora detenta Antonio Basagoiti. El bilbaíno afirma que el “pone y quita Lehendakaris”. Sin embargo, el sentido del voto popular será el del cambio político en la CAV. Aunque desde algunos sectores de su partido se pida una revisión del pacto, expresado por boca de Carlos Iturgaiz, ahora en Bruselas, quien ha exigido la presidencia del Parlamento vasco para Carmelo Barrio, cabeza de lista de la formación popular en Álava y valedor de María San Gil. Los populares buscan anular cualquier posibilidad de entendimiento entre el PSE-EE y el PNV, de manera que el porvenir del nuevo ejecutivo vasco estuviese estrechamente condicionado a los deseos del PP, quien tiene previstos cambios en materia de Educación, de política lingüística y de la consejería de Interior.

Esta ventaja del Partido Popular y su empeño de marginar al PNV ponen en riesgo las políticas transversales que el PSE-EE reclama para Euskadi. El candidato socialista se ha erigido esta campaña como el futuro “Lehendakari de todos”, porque prometió hacer una política integradora y buscar acuerdos con todos los partidos políticos salvo los “violentos”, o sea, ETA y Batasuna. Patxi López ha criticado duramente en esta campaña la “política de frentes de Ibarretxe”, pero cae en el riesgo de cometer ese mismo error con sabor a revanchismo. Lo cual, no sería anómalo, ya que en los últimos años han gobernado en diferentes municipios de Euskadi gracias a la colaboración popular. Aun así, el problema más grave del PSOE está en las Cortes en Madrid. El “desalojo” del PNV de la Lehendakaritza es sinónimo del “desalojo” de su colaborador más importante en Madrid, lo que es casi un suicidio político, ya que convertiría cada pleno en una angustiosa carrera en busca del acuerdo y, lo que, a la larga, desestabilizaría al poder legislativo en época de crisis económica. Pero esto no es lo más difícil para Patxi López. Además de, con este pacto con el PP, volver a la política de “bloques”, la legitimidad social de su gobierno está en entredicho. La irregular simetría del Parlamento, que potencia el poder de Álava, y la ilegalización de la antigua Batasuna están muy presentes en la sociedad vasca. Aunque lo que más pesa son los 80 000 votos de ventaja que tuvo Ibarretxe en las últimas elecciones, que se le presentaban bien difíciles. Se hablaba de empate técnico entre jeltzales y socialistas, pero los resultados fueron un espaldarazo para el ahora Lehendakari y un duro golpe para Ferraz. Asimismo, si el acuerdo del PP es simplemente coyuntural, para poner Lehendakari, el ejecutivo socialista sería excesivamente débil. El PSE-EE es el segundo grupo del Parlamento vasco, lo que llevaría a la paradoja de que el segundo partido más votado gobernaría en minoría. Algo inaudito, que puede llevar al desastre a Patxi López.

El Partido Socialista, en definitiva, tiene una complicada papeleta. El “ordago” que lanzaron a Lehendakaritza le puede costar muy caro. Desplazar al PNV le obliga a buscar nuevos aliados en las Cortes, lo que se avecina difícil, ya que sólo los partidos catalanes les darían el apoyo necesario para sacar sus propuestas adelante. Además, el pacto con el PP, sea coyuntural o estructural, les dejarían en una posición débil ya que quedarían a merced de su opositor en Madrid. Este acuerdo puede ser tomado como una vuelta a los frentes y va a ser muy difícil de tragar para el sector más izquierdista y vasquista de los socialistas, que no olvidan que fueron los populares quienes llevaron a Ares y López ante el juez por reunirse con miembros de Batasuna, ni la actitud del PP a nivel estatal. Esta compleja situación puede ser el trampolín del PNV que, si sabe aprovecharse de los defectos de este pacto, saldría reforzado. Los jeltzales podrían valerse de la amplia legitimidad social que tienen para hacer una oposición eficaz, que sirva para renovarse y así ofrecer un proyecto fresco para las próximas selecciones. Sólo así consolidará el PNV su propuesta, plasmada en el Think Gaur 2020, y recuperará completamente la centralidad política, que le vale para ser el partido más votado en las últimas elecciones.

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