El próximo cambio en el Gobierno vasco ha servido de acicate para que algunos deje su moderación a un lado y caigan en el extremismo más chusco con afirmaciones que se sitúan cerca de la injuria. Por poner un ejemplo, Antonio Basagoiti que había dado una imagen más bien centrada en campaña, se ha soltado la melena en estos últimos días. El líder popular soltó su primera bofetada en EiTB al presentador Aitzol Zubizarreta a quien escupió que el ente vasco “daba bola a ETA”. Una frase bastante desafortunada, más teniendo en cuenta los 100 kg de dinamita que puso la banda terrorista en la sede del medio de comunicación la pasada nochevieja. Pero, ni corto ni perezoso, Basagoiti afirmó más tarde que ahora “los de la escolta mandaban a la oposición a quienes no la tenían”. Debe haber olvidado que Balza, consejero de Interior en funciones, extrema sus medidas de seguridad y que Juan Mari Atutxa sigue amenazado. Así lo desvelaba El Correo hace una semana, aunque hoy haga un reportaje sobre la Ertzaintza.
Con el titular “La Ertzaintza, a la espera de un gobierno de amenazados por ETA”, el diario bilbaíno se dedica a criticar la política en materia antiterrorista del Gobierno vasco. Habla de las pocas detenciones de militantes de ETA, pero obvia que si la Ertzaintza está fuera de Schengen, por lo que, los agentes no pueden investigar en Francia, raíz de las actividades de ETA, lo que hace casi imposible la detención de cualquier comando. El artículo perfila también que los ertzainas esperan “una mayor implicación en la lucha contra el terrorismo, por cuestión de supervivencia”. Y defienden su afirmación con confesiones “off the record”. El Correo vuelve a obviar, otra vez, que ETA ha atacado a muchos ertzainas jeltzales. Joseba Goikoetxea o Montxo Doral eran militantes del PNV que fueron asesinados por ETA, lo que da una idea del compromiso jeltzale contra la banda terrorista. Un compromiso que, a pesar de no ser tan “efusivo” como el de otros, es mucho más sincero. Es muy fácil luchar contra ETA desde los artículos, que luchar contra ETA en la calle y con pocos medios para combatirla. Y más aún, si los medios de comunicación se dedican a injuriar el trabajo antiterrorista.
Porque durante estos últimos años las víctimas nacionalistas vascas han vivido en el ostracismo. Para muchos, éstas no eran “víctimas”, por el mero hecho de no comulgar con los ideales de quienes instrumentalizaron durante mucho tiempo el nombre de esta pobre gente. Es más, eran cercanos a sus verdugos. Algo que, si era dicho en el sentido opuesto, era sinónimo de calumnia y paliza mediática. Es hora de sacar a nuestras víctimas para que digan que el nacionalismo vasco no tiene nada que ver con ETA. Sin utilizarlas como animales de circo, sino como defensores del humanismo que ha caracterizado al nacionalismo vasco durante toda su historia. Es hora de hacer pagar injurias y calumnias. Debemos limpiar nuestro nombre.
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Hace 22 horas
2 comentarios:
Mágnifica tu entrada Jon!
Totalmente de acuerdo contigo
Ahora hay que difundirlo. Que se sepa, y en eso tomamos parte todos los abertzales.
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