Las alabanzas de Arantza Quiroga a Izaskun Bilbao me han molestado de sobremanera. Serán sinceras, pero me suenan más a lisonjas que a un afecto certero. La antigua presidenta del Parlamento vasco ha sido ensalzada por todos los grupos de la cámara, salvo EHAK, por su trabajo parlamentario. Pero, a pesar de ello, no ha salido elegida esta legislatura, aun representando al partido más votado y con más escaños. Cabe recordar que han sido el PP y el PSE-EE, los que más han aplaudido el trabajo de la de Bermeo, o por lo menos, los más efusivos. Sin embargo, han sido ellos quienes le han impedido repetir cargo. Es más, han elegido a alguien para su puesto que representa todo lo contrario. A priori, Quiroga, según sus propias palabras, representa al ala más conservadora del PP. Algo poco halagüeño, aunque no quiere decir que vaya a ser una nefasta presidenta. Pero, Izaskun Bilbao ya no será presidenta. Quizás algún día sea Lehendakari o parlamenta europea, pero ahora mismo es otra parlamentaria vasca más. Sin peso específico, que yo sepa.
Es curioso que los dos políticos más adulados por los “constitucionalistas”, por no decir “nacionalistas españoles”, se encuentren ahora mismo en fuera de juego. Primero, fue Imaz. El de Zumarraga acabó quemado por la gran campaña que hizo el mundo del MLNV en su contra y porque los valores, nada despreciables, que predicaba no eran respondido con hechos. Su “transversalidad” y pragmatismo quedó en agua de borrajas por la inoperancia del Gobierno central y del PSOE. Y su personalidad política, de una valía extraordinaria que sólo se valorará con el paso del tiempo, quedó diluida. Murió ahogado por la “pinza” que hicieron PP y PSOE con el MLNV, que le envió a Estados Unidos. Ahora le toca a Izaskun Bilbao que, aunque no ha quedado tan quemada como el anterior, deberá buscarse otra salida. Igual que le pasó a Atutxa, que ahora está inhabilitado, que fue en su día “héroe”, para ser “verdugo”. E igual que pasará a cualquiera que intenté romper moldes dentro del nacionalismo vasco.
Por eso, creo que desde la militancia y la afiliación debemos cerrar filas en torno a Izaskun Bilbao. Porque es necesario blindar a nuestros representantes y dirigentes, ya que están constantemente expuestos a las lisonjas o insultos vertidos desde los medios críticos con el nacionalismo vasco. Hacer igual que con Ibarretxe que, a pesar de que al principio no era el candidato de todos, acabó siéndolo por unanimidad. Creímos en el proyecto. Y es que tenemos que pensar que el Partido vale más que nuestra simple militancia, porque éste permanecerá una vez que nosotros estemos retirados. El debate interno es imprescindible, pero nunca debe llevar a enfrentarnos entre nosotros. Nos debilita.
Somos un grupo heterogéneo que tiene un mismo objetivo: liberar a Euzkadi. Defendamos a Izaskun Bilbao, porque lo merece.
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Hace 16 horas
2 comentarios:
Afecto certero? Eso está bien dicho?
Quizás sí o quizás no.
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