“Si los nacionalistas hubieran barrido en las elecciones probablemente el que no comulgue con sus ideas puede verse sin residencia, obligado a dejar sus ideas a un lado, rendirse o marcharse al exilio.”
“En un país por el que vuelan las sardinas, es decir, con todo al revés, donde la oposición es la que va escoltada –lo cual tendría una perversa y malsana lógica, pero resulta que no es del todo cierto, supera a la oposición, porque todo el que se declare de una forma rotunda contrario al nacionalismo puede acabar con la necesidad de ir protegido-, y la víctima es denigrada como en Azkoitia y los victimarios aceptados por el vecindario, en este país, hay que asumirlo, no es fácil reconocer la realidad.”
Estas dos perlas han sido escritas por Teo Uriarte en su “diván” de la Fundación para la Libertad, una de estas organizaciones que, bajo el paraguas del Gobierno Aznar, se dedicaba a insultar al nacionalismo vasco con la excusa de ETA. Algo que es normal, pero que resulta paradójico si tenemos en cuenta que Uriarte es un antiguo miembro de la banda. Fue condenado a muerte en el Juicio de Burgos, por ser uno de los que decidió asesinar a Melitón Manzanas (votó sí). O sea que, indirectamente, sus manos están manchadas de sangre. Aunque ahora esté amnistiado.
No quiero ser rencoroso. Es más, creo que todo el mundo tiene derecho a equivocarse y que, por eso, tenemos que perdonar y más cuando quien ha cometido el error, se arrepiente. Todos fallamos, es una evidencia. Y todos rectificamos, lo que nos hace sabios porque aprendemos de los errores. Sin embargo, lo que me parece miserable es mezclar al PNV con ETA.. Y Uriarte debe agradecer mucho al PNV, ya que con sus contactos vaticanos ayudó a que él y sus compañeros no fueran ejecutados. No es que el PNV sea intocable, pero fue el primero en oponerse a la violencia de ETA. El Lehendakari Leizaola decía que “los vascos no mataban”, tal y como recordó Ramiro Pinilla en una entrevista en Radio Euskadi. El Lehendakari Zarra hizo estas declaraciones cuando Uriarte y otros dieron el salto a la violencia. Uriarte, además, es el claro ejemplo de que ETA y el nacionalismo vasco tienen bastante poco que ver. Sino, ¿cómo entender que los polimilis acabasen mayormente en el PSOE?
Todos sabemos cuál es el propósito que mueve a Uriarte y compañía. Éste no es otro que deslegitimar, a través de la violencia, al nacionalismo vasco en su conjunto. Aunque sea mentira. Por eso, ya es hora de poner las cosas en su sitio. Nadie que haya empuñado una pistola puede darnos lecciones de ética. Y menos cuando, calumnia de por medio, se intoxica a la ciudadanía. Porque lo que uno no entiende es que este señor y otros, que dicen vivir algo parecido a una dictadura, hayan ostentado cargos institucionales o disfruten de columnas en diarios “oficiosos”. O que, conversión de por medio, se hayan convertido en altavoces de la libertad. De la suya, porque de la libertad de los demás ni acordarse. Como cuando militaban en ETA, sólo que sin tiros.
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Hace 48 minutos
4 comentarios:
Buenas lineas Jon.
Se pueden resumir en la frase que en su día empleo Manuel de Irujo.
"Los conversos a la cola"
Zorionak!
Saseta:
Esa frase se me ha olvidado.
Buen artículo.
Siempre me he preguntado por qué los conversos se vuelven tan radicales. Y siempre me he preguntado por qué en el PSOE hay tantos conversos. Sin embargo, lo que más me ha impresionado, es por qué en el PSOE han acabado ex falangistas, es etarras, ex comunistas, ex anarquistas, ex nacionalistas.
Muchas dudas.
Aúpa Socióloga!
En el PSOE ocurre eso, porque se está convirtiendo en el único partido que tiene como fin a sí mismo.
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