De la entrevista del otro día a Arnaldo Otegi me chocó una frase “El problema no es que no haya Gerry Adams en Euskal Herria, sino que no hay Tony Blairs en el Estado español’. Pocas veces suelo estar de acuerdo con el de Elgoibar, pero esta vez lo estuve. Y tiene razón porque ningún presidente español ha sabido aún jugar valientemente en Euzkadi. Eso es, dejar a un lado los intereses partidistas y hablar de política. Llegar hasta el fondo del problema, ¿por qué Sabino Arana dijo que Euzkadi era la patria de los vascos? No es fácil ya que la oposición está al acecho, pero sí cobarde. Llevamos muchos años de tapón político y eso ha calado en la gente. El debate político ha perdido enteros y ahora se puede resumir en comentarios barriobajeros y gratuitos que no llevan a ninguna parte. Además, el papel de los medios es arbitrario y no ayuda a encauzar un diálogo multilateral. Por no hablar de los jueces que quieren judicializar la democracia.
Y es que lo de hoy ha sido otro espectáculo digno de un país bananero. Se llevaba mucho tiempo especulando con que D3M era un sucedáneo de Batasuna. ¿Acaso alguien lo dudaba? Los nombres, la estética y el discurso era el típico de este partido político. Lo triste no es eso, si no que tengan que buscar salvoconductos para participar en unas elecciones. Pero antes que dar la palabra al pueblo y que él decida el papel de ese colectivo en la sociedad vasca, es más sencillo enviar unos Patrol y detener a unos cuantos dirigentes políticos para así tener un desayuno con titular y ahorrarse parte de la campaña electoral española. Es así de triste la realidad de este país que vive en un sucedáneo de democracia donde todo lo que se salga de la españolidad rampante es ilegal o anticonstitucional y donde en lugar de luchar contra ETA y su entorno a través de la palabra y el argumento, se hace vestido de caqui.
Pero no es sólo la culpa de los jueces o de los Patrol. Parte tienen también los que no quieren ser Gerry Adams y no quieren salir del paraguas que les cobija. Los que son incapaces de ver el dolor ajeno, los que se encierran en su propia ideología y no dejan expresarse a los demás. Los que ante la amenaza responden que “no hay libertad de expresión”. Este país está lleno de cobardes. Pocos se atreven a hacer proposiciones francas. Muchos hablan, pero no dicen nada. Espero que de alguna manera u otra Batasuna pueda estar en las elecciones y así darles la espalda. Quiero tener la oportunidad de decirles de manera democrática “no estoy de acuerdo, no podéis callar ante los asesinatos, la extorsión y la amenaza”. Y quiero que quien desee votar a esa formación, lo haga. La democracia no es que se presente quien yo quiera, si no que todos puedan hacerlo.
Estoy harto de este toma y daca.
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