jueves, 2 de julio de 2009

Bienvenido a la vida real

Últimamente estoy sintiendo cosas que los demás decían sentir y que yo no lo había hecho o quizás no en la intensidad en la que lo he sentido. Son cosas varias de esas que te hacen “madurar” y que te muestran, la mayoría de las veces, el lado duro de la vida. Son momentos en los que te gustaría poder decidir tú y en los que te arrepientes de no haber hecho o de haber hecho cosas. “Siempre me hubiera gustado saber qué hubiera pasado si” es una actitud muy humana, porque buscamos un cobijo en las hipótesis. Aunque estemos tristes y apenados. La vida es así. Buscas algo y aparece, pero para cuando te das cuenta se ha ido, la buscas y no está. O pasa también que quieres ser de otra manera, más pausado, más tranquilo, con más paz interior y que, al revés que antes, las cosas desaparezcan. ¡Qué fácil, pero aburrido, sería tener una varita mágica!

También estaría bien valorarse a uno mismo. ¿O no? Aunque a veces es complicado, porque sopesar virtudes y defectos es complicado en un mundo tan subjetivo como el nuestro. Cada uno tiene su criterio y opinión, lo que hace imposible que haya un patrón concreto. Es triste que no podamos contemplar toda la realidad, ya que quizás al analizarla, comprenderíamos muchas cosas. Igual en el mundo de los sueños (siempre que sean felices), algún día.

Es difícil encontrar el equilibrio, más aún cuando se es autodidacta. Porque es una pena que no nos enseñen a vivir y que sea lo “empírico” lo que nos abra los ojos. ¿Por eso somos tan diferentes los unos de los otros? ¿De ahí vienen todas nuestras manías?

Lo único que sé, aparte de que no sé nada, es que la teoría sirve, pero poco. Está bien, es más, hay que, conocer qué pasa, pero ese conocimiento es insignificante al lado del sentimiento que describe. Es más, sentimientos que estéticamente parecen bellos y dignos, muchas veces son un nido de tristezas y dolores. La soledad, la lucha interna resultan poéticamente muy apetecibles, pero cuando la realidad los plasma en el interior de una persona, esa realidad se complica. Quizás lo más duro sea entender que ese dolor es imprescindible para nosotros. El famoso spleen que decía Baudelaire es imprescindible para valorar este mundo, ya que sólo nos damos cuenta de su valor cuando lo miramos desde abajo.

Es difícil entender una vida que te niega algo para enseñarte otra cosa. Es complejo comprender el sistema que modela nuestra existencia. Es tan minucioso y enredado que el pensamiento humano es incapaz de entenderlo y más aún de explicarlo, ya que la imperfección del lenguaje no aborda algo tan lioso, puesto que por mucho que intentásemos explicar nuestros sentimientos con palabras nunca llegaríamos a transmitir lo que sentimos adentro. Por eso son tan importantes los gestos.

Ahora que he comprendido la amargura del poeta (y del joven que está madurando), entenderé sus versos, pero seguiré sin entender los que yo no escriba. Sé que sigo buscando eso, que quizás haya encontrado, pero admito que también puede que lo haya dejado pasar. Y sólo pensarlo me enrabiieta hasta tal punto de entristecerme. ¿Sórdida melancolía y mundo perfecto, por qué lo dejé escapar? ¿O por qué me monto estos castillos de arena, llenos de hipérboles, de los que me puedo arrepentir mañana?

Siempre deseamos lo que no tenemos, por eso no valoramos lo que poseemos.

1 comentario:

Nerea dijo...

Vaya, Jon. Vuelves a tus reflexiones personales, sólo que esta vez leo mucha melancolía en tus palabras. Espero que estés bien y que nos veamos pronto. Igual te extraña, pero te he echado en falta estos días! Hasta muy pronto!