viernes, 26 de junio de 2009

Rebuscando por ahí

Ayer rebuscando entre libros que había leído hace un tiempo encontré este manuscrito. Estará escrito allá por finales de 2005. Deduzco la fecha por lo que está escrito en la hora cara. No es que sea nada especial, pero me he quedado asombrado de lo que escribía aquel entonces. Es una pena que ahora no escriba muchos sobre el pensamiento y el lenguaje, un tema que me tuvo absorto durante mucho tiempo. A ver qué os parece, no es que sea una maravilla. Pero tenía 16 años y estaba cayendo el Viejo Mundo.

Me dirigí por aquella estrecha calle de aquel estrecho barrio pensando que es estrecho el pensamiento. Puede que sea cierto que las palabras cerquen nuestro pensamiento y sólo dejen estas palabras que contemos una mínima parte a los demás guardando lo esencial, el quit de la cuestión, para nosotros mismos. Entonces es cierto que una imagen vale más que mil palabras. También es cierto que las palabras sirven para comunicarnos, pero en el fondo estas tienen trampas, pequeños recovecos de dónde salen sigilosamente los dobles sentidos. Eso quizá es gracias a la lengua hablada, que modifica los dobles sentidos de las palabras. Por ejemplo, ya casi nadie recuerda que el sentido de “villano” no es “malhechor”, sino “habitante de la Villa” (como la de Bilbao o Miravalles). Aunque es cierto que la lengua hablada evoluciona, crece, muta pero nunca debe olvidarse de sus raíces porque en ese caso, no había nexo de unión firme y permanente con el lenguaje escrito de antaño, que todavía ignoraba los dobles sentidos o que quizá ha quedado un poco arcaico. No confundamos modernizar con olvidar, o modificar con borrar, de facto, tampoco olvidemos de que la Lengua formamos parte todos y, por reciprocidad, forma parte de nosotros”.

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