Tras la caída del muro de Berlín, el sistema comunista y, por extensión, los partidos comunistas sufrieron un colapso del que aún no se ha recuperado. Esa caída no era sólo la unión de una ciudad dividida por la ideología política, sino también la muerte de un sistema en el que muchos habían puesto todas sus ilusiones. El socialismo era la esperanza de muchos intelectuales, ya que representaba el sistema igualitario por excelencia, lo que era sinónimo del más justo. Era, además, el contrapunto al capitalismo que representaba los Estados Unidos. Y se equivocaron, puesto que el sistema no era más que una derivación terrorífica del capitalismo. Encima, había podrido a los trabajadores, que no apreciaban su trabajo porque sabían que, al ser todos iguales, era indiferente trabajar. Y ahora son los países capitalistas europeoslos que, como Alemania, debemos pagar aquellos desarreglos imperialistas soviéticos. Porque sería injusto hablar de un imperialismo americano sin mentar al soviético, que negaba la libertad de los pueblos que sometía a base de cañonazos.
Esa muerte del socialismo europeo derivó también en la izquierda que entró en crisis. Los partidos institucionales que se reclamaban izquierdistas se convirtieron en partidos derechistas edulcorados. Así el PSOE en España perdió totalmente la referencia socialista y se convirtió en el partido “insípido” en el que se ha convertido. Un partido sin ideología clara, que sólo avanza a impulsos y con leyes que son demandas sociales de grupos más a la izquierda o contrarias a la derecha, que sólo reivindican para conseguir votos. Sin iniciativa clara, dando tumbos, sobre todo en el tema económico. La victoria de Zapatero o las derrotas de la izquierda francesa e italiana son los ejemplos más claros de este fenómeno. No hay líderes que susciten ilusión ni que sacien los deseos de quienes sienten que este sistema es injusto. Sólo Obama y no es ni europeo ni americano.
Europa está sufriendo el efecto contrario a Latinoamérica. En el “nuevo continente” la izquierda está en auge, ya que representa algo diferente a lo que ha gobernado hasta entonces. Es una esperanza o una ilusión de cambiar una situación que está dominada por los Estados Unidos y sus valores. No se puede obviar que toda la información que recibimos y que forma nuestra opinión proviene de medios que comulgan con los valores occidentales. Vivimos sin contrapunto, aunque sea más imprescindible que nunca.
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Hace 7 horas
1 comentario:
No sé si poner un comentario. Total, no me vas a contestar...
PD: Cómo te encantan los sinónimos.
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