Con el fallecimiento de Javier Ortiz se ha ido uno de los columnistas que más leía. Me gustaba su sentido del humor. Sus columnas eran irónicas y hasta algo ácidas. Decía lo que pensaba y lo escribía también. Virtud no muy común entre periodistas que, por suerte o por desgracia, escriben lo que les mandan desde arriba. Pero el señor Ortiz era un “electrón libre” que trazaba lo que el cerebro o el corazón (según el artículo) le mandaba.
Era comunista, tal y como él reconoce en su obituario. Y aun con esa ideología escribió en El Mundo, de donde llegó a ser subdirector. Sin pelos en la lengua. Tal y como debe ser un periodista, él nos contaba su versión de los hechos sin obligarnos a creerla (en realidad, más que predicar, criticaba). Tenía, además, un estilo muy fresco, sin grandes florituras, pero sin llegar a ser vulgar. Conjugaba el verbo culto con la jerga callejera, lo que hacía que sus artículos fueran aptos para todos los públicos.
He aquí mi pequeño homenaje a este periodista diferente a los demás. Ya sé que el otro día escribí sobre él, pero su fallecimiento me impactó de tal manera que he tenido que esperar un par de días para redactar algo en su memoria.
PD: Hoy es 2 de mayo. Un día importante, porque el fue el inicio de la "Independencia española", que hundió a España y, en parte, a Euzkadi Sur en una ola reaccionaria que han heredado la derecha y cierta izquierda española. Y dos, porque era el nombre de la calle que habitó mi Abuelo.
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