El Parlamento vasco está de gala. La sesión parlamentaria ha comenzado y pronto, el añorado cambio para algunos llegará a Euskadi. Esta tarde, si no hay algún imprevisto que lo impida, Patxi López será el Lehendakari de todos los vascos. El portugalujo será elegido gracias a la aritmética electoral, la ilegalización de Herri Batasuna y la inestimable ayuda del PP, que le cederá sus votos. Pero debemos aceptar esta coyuntura, porque el Parlamento tiene la legitimidad “implícita” de nuestros votos. Aunque esta cámara no represente la voluntad real de los vascos por una ley que considero injusta. Pero no había otra alternativa, ya que el plante no llevaba a nada positivo. No presentarse a las elecciones, por muy poco democráticas que hayan sido, hubiera sido una irresponsabilidad. No se puede condicionar el futuro de una sociedad a la suerte que corra una minoría ilegalizada. Más aún, cuando ni los propios ilegalizados se plantan cuando sus compañeros quedan fuera de la legalidad, tal y como ocurrió en las últimas elecciones municipales y forales.
El nuevo gobierno López abrirá una nueva etapa en la política vasca. Siguiendo el hilo de la campaña electoral socialista, este nuevo tiempo estará seguramente centrado en la imagen. Los medios abarcarán la “realidad vasca” y ejercerán como portavoces del incipiente Gobierno. Los periodistas seguirán siendo hagiógrafos oficiales y atacarán con sus afiladas plumas a quien se anteponga a su voluntad. Se hablará de “transversalidad”, de “convivencia”, de “para todos los vascos” y se enaltecerán los grandes avances que logrará el Gobierno vasco, como si el nuevo ejecutivo hubiese descubierto la Piedra filosofal, mientras que se legislará desastrosamente. Los defensores de López se centrarán en lo abstracto para maquillar lo concreto y utilizarán la ambigüedad socialista para justificar lo que haga falta. Es el eterno sino socialista. El nuevo gobierno se aprovechará, asimismo, de los aciertos de los anteriores Gobiernos para adjudicarse medallas. Pasará seguramente con el Tren de Alta Velocidad.
En los temas delicados el Cambio será notable. El nuevo ejecutivo jugará al despiste con su ambigüedad característica. Primero, lanzarán un órdago para luego retirarse en cuanto su pareja así lo considere. Igual que hicieron en Navarra con UPN y con otras tantas promesas irrealizadas o incumplidas de antemano. Aparte, montarán un “consejo de sabios” afines que predicarán en consonancia con ellos. Esta medida sólo llevará a “inflar” el cupo de cargos públicos y para ganarse unas plumas amigas. Es la nueva forma de hacer política “para todos” que preconiza el PSE-EE, que no es más que la vieja política socialista, que adorna sus rancios postulados con palabras bonitas. Es la ley del espejismo político; el “dónde dije “digo”, digo “Diego””. Así lo atestiguan campañas como “Más Estatuto” o “El Euskera en Libertad” que el pacto con el PP se ha llevado por delante. Es, en definitiva, la representación de un partido sin ideología concreta, que ha llevado el pragmatismo hasta un extremo en el que ha perdido su identidad.
El Cambio es la realización del apretón de manos de Redondo Terreros y Mayor Oreja. Así lo demuestra la ilusión que ha despertado la próxima llegada de Patxi López a Ajuria-Enea en el seno del PP. Y sólo así se entiende que el PSE-EE haya otorgado la presidencia del Parlamento vasco a una parlamentaria del PP que no habla euskera. Aun así, debemos aceptarlo. No podemos caer en la tentación de la pataleta fácil, ni en los cantos de sirena del MLNV. Tenemos que ser reflexivos y racionales. Sólo así recuperaremos la centralidad perdida.
Lo reconozco he vivido (Y que a veces me he solido equivocar)
-
José Manuel Bujanda Arizmendi La “Fundación Oreki” tuvo a bien invitarme a
un encuentro: “De las pìstolas al humanismo y vueltas al Humanismo”. Fué el
Hace 2 horas
2 comentarios:
Aupa Jon!!!
Una preguntilla.
A que te refieres con la centralidad perdida????
Pataleta si, pero no creo que jamas haya perdido nadie la centralidad.
O te refieres con ello a cierta "centralidad" política?????
Un saludo
Me refieron a la "centralidad política". Ser el partido que condense al mayor número de vascos, que saca votos más allá de sus caladeros naturales.
Publicar un comentario