sábado, 5 de noviembre de 2011

Detalles globalizadores

No es nada nuevo decir que vivimos en una era globalizada. Todos sabemos que haya dónde vayamos, veremos los mismos logos y hasta las mismas actitudes. Puede que en muchos lugares esas empresas se amolden a las características locales. Así, McDonalds concuerda el sabor de sus hamburguesas a la latitud en la que trabaja, porque es diferente dar de comer a argentinos y a japoneses. Por poner otro ejemplo, un rapero de Nueva York es diferente a uno de París, pero siguen siendo raperos ambos dos.

Esta tendencia ha creado nuevos patrones, de tal manera que en una discoteca de Malta se escuche la misma música que en una de Roma, aunque se baile de manera diferente. Nos movemos con los mismos compases y admiramos a las mismas estrellas, que nos parecen más cercanas. Sabemos más de Rihanna que de Mikel Urdangarin, lo que luego se traslada a conocer más de alguien que vive en Estados Unidos que de tu propio vecino. Quizás por eso, Joseba Sarrionaindia indicaba que el principal problema que tiene la globalización es que "está borrando" la base "comunitaria" de las culturas minoritarias y se preguntaba "¿de qué sirve que aparezca un escritor navajo en la televisión si los navajos no tienen un modo de vida colectivo?".

Ante esto, se han revelado muchos grupos. Unos, los "movimientos anti-globalización", aceptan el actual estatus global, pero aspiran a que "otro mundo sea posible". Los otros, los más reaccionarios, aspiran a volver a una etapa anterior que consideran "idílica". Un ejemplo de estos son los Muyaidines que luchan en muchos países islámicos por reestablecer la Shariah y "expulsar" a los infieles de esas tierras. Pero ni siquiera estos escapan a la globalización, ya que como mostró el documental "Afganistán, detrás de las líneas enemigas" los guerrilleros utilizaban zapatillas occidentales.

No solo eso, además, empleaban teléfonos móviles para comunicarse, activar las bombas y para grabarse en plena acción, lo que muestra el mimetismo entre occidentales y orientales. De hecho, Internet es una de las principales herramientas de los grupos extremistas para publicitarse, como mostraron los diarios de Anders Breivik en los que admitía que Facebook "no era lo más óptimo", pero que no tenía mejor medio para "entrar en contacto con nacionalistas (extremistas) de otros países".

Por eso, queda inhabilitada la idea de que uno pueda abstraerse del mundo que le rodea. Este tipo de grupo ideológico sabe que su lucha queda condicionada por el buen empleo de las herramientas creadas por el enemigo (internet, teléfonos móviles...), porque son conscientes de que son útiles. Son detalles que muestran que la globalización existe y que no es solo económica. La mundialización es también la cultural y la llevamos adherida a nuestra estructura identitaria (costumbres, sentimientos, pensamientos...). Esto conlleva un modo de vida globalizado, lo que implica acercarse a los que viven más lejos y alejarse de los que viven más cerca.

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