miércoles, 11 de mayo de 2011

Le Grand Meaulnes o en busca del momento perdido (II)

Continúa...


Huir de la felicidad

Aun así, François, gracias a un cúmulo de casualidades, encuentra la Finca Perdida. Su nombres es “Les Sablonnieres” y está situada cerca del pueblo de Vieux-Nançay, en el que pasaba sus vacaciones en casa de sus tíos. François también conoce que fue destruido por las deudas que había acumulado la familia de Gallais a causa de su hijo Frantz, que había perdido la cabeza y desaparecido después de su fallida boda, lo que había destrozado a la familia. François, además, también encuentra a Yvonne quién le espeta que “quizás haya algún loco que le esté buscando mientras ella está ahí”, en clara referencia a Augustin, por lo que François le responde con un desafiante “¿puede que yo conozca a ese loco?”. Excitado por esto, el tío Florentin decide organizar una fiesta para que Yvonne y Augustin se reencuentren. François, antes de procurar la buena nueva a Augustin, parte a casa de su tía Moinel quién le cuenta una extraña historia sobre una chica que tuvo que acoger en su casa y que partió hacia París. Esta extraña joven había huido de su matrimonio, justificando que tanta felicidad no podía ser buena y mintiendo a su prometido al decirle que iba a encontrarse con otro hombre que amaba. Azorado por esta historia, da la buena nueva a Augustin quién al principio duda, pero que posteriormente cae presa de los nervios ante lo que viene encima: Yvonne de Gallais, la mujer que llevaba tres años buscando.

En la fiesta organizada por el tío de François, Augustin e Yvonne se reencuentran. Meaulnes conoce la desgracia de los De Gallais causada por Frantz y ante el desasosiego de Yvonne por su hermano, duda de que el pasado pueda renacer. De hecho, Augustin sentía que el pasado no podía renacer. Al igual que Candido cuando compra a Cunegonda en Estambul, Augustin sintió que aquella no era la mujer que amó y se sentía extraño a su lado. Yvonne tampoco es ajena a esto y le confiesa a François que Augustin no es feliz a su lado, algo que también atisbaba François que lo achacaba a un gran secreto que guarda Meaulnes y que no confiesa a nadie. Aun así, al igual que Candide hace con Cunegonde: Augustin pide matrimonio a Yvonne. El mismo día de la boda reaparecen Frantz y Ganache y con ellos vuelve el descontrol. Frantz pregunta a François por qué Augustin no responde a su llamada y le explica que es la única persona que puede darle las pistas que necesita para seguir la huella que persigue y que Yvonne le dejaría partir. François, intentando alejarlo de Augustin, promete a Frantz que en un año se encontrarían en ese mismo lugar y que la mujer que ama el bohemio estaría ahí. Sin embargo, Augustin escucha la llamada de su viejo amigo y desaparece.

La desaparición de Augustin conlleva la gradual desesperación de Yvonne, que había sido primero abandonada por su hermano y luego por su marido. Al mismo tiempo, la relación entre François e Yvonne es cada vez más estrecha. Son los únicos que quedan y sienten la desazón de quienes han intentado hacer todo por que los demás sean felices y han errado en el intento. De hecho, ambos sienten nostalgia y se refugian constantemente en el pasado que mitifican y recuerdan con una amarga sonrisa. Un día, bajo la lluvia, Yvonne confiesa a François que está embarazada. Yvonne se siente resignadamente contenta, ya que echa de menos a Augustin. De hecho, Yvonne se culpa y culpa a François de la desaparición de Augustin. La mujer cree que, como ocurre al cumplir un sueño, el miedo se ha apoderado de Meaulnes y por eso ha huido. Además, se culpa por creerse la fuente de felicidad de Augustin y confiesa a François que se siente como “una mujer más”. De hecho, se podría concluir que Yvonne se culpa a sí misma por haber roto la mística que Augustin había creado a su alrededor y que ese amor platónico se había destruido al chocarse con la cruda realidad y que éste era más fruto del amor de Meaulnes por la aventura que del amor en sí. Es por eso que le pidió a Augustin que si quería que partiera en busca de la amada de Frantz.

De nuevo solo

Esta frustración es tan profunda que lleva a la muerte a Yvonne. François, de nuevo, queda como el guardián de la historia y se hace cargo de la cría de Augustin e Yvonne. Al mismo tiempo, ya maestro, encuentra unos cuadernos en los que Augustin confiesa ese secreto que le corroe e impide romper su promesa a Frantz. Durante su fuga a París, Augustin conoce a una chica. Esta se sienta a su lado en un banco a la espera que la ventana de los De Gallais se abra. Esta mujer, que es la misma que había estado en casa de Moinel, la tía de François, es la amada de Frantz. Augustin lo descubre y se da cuenta de su promesa a Frantz. Es por eso que huye de casa, ya que prometió al bohemio que la encontraría y así lo hace. Pero para ello tiene que pagar un precio muy alto: Yvonne de Galais. Así, vuelven Frantz y su amada al pueblo y también Augustin que coge a su hija y se la lleva con él, quién sabe a qué aventuras. François se vuelve a quedar solo.

Continuará...

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