sábado, 11 de septiembre de 2010

11-S: La Triple Vertiente

Antes de que a Al-Qaeda se le ocurriera tirar las Torres Gemelas en 2001, el 11-S era conocido por ser el día en el que los Estados Unidos ayudaron al dictador Augusto Pinochet a tomar el poder en Chile. Un golpe que costó la vida y la Libertad a muchos chilenos y que fue un duro golpe para quienes veían a Estados Unidos como a una salvaguarda de la libertad. Su visión de “Sheriff” les llevó, otra vez más, a dar prioridad a la coacción antes que a respetar el libre albedrío de los chilenos. Es cierto que Allende era comunista o de izquierdas, pero era también cierto que no había cometido ninguna ilegalidad para tomar el poder. Es por eso que deberían haberlo respetado. Hoy, se cumplen 38 años de aquel derrocamiento y nadie se acuerda. Es una pena, porque Obama podría aprovechar para pedir perdón por aquello.

Esta amnesia es culpa del 11-S de 2001. Aquel día el mundo volvió a nacer con forma neoliberal. El mercado quedó libre, sin restricciones, mientras que los seres humanos fuimos embridados por el pánico al terrorismo islámico que se convirtió en poco tiempo en guerras en Afganistán e Irán. La primera contra los talibanes y la segunda contra Sadam Hussein, un dictador laico. La seguridad tomó el lugar de la libertad y todo lo que antes pasó quedó borrado y se creó una corriente anti-islámica, en lugar de anti-totalitaria. El Estado de Bienestar o la presunción de inocencia quedaron sustituidos por la matriz del mercado o las guerras preventivas. El Mundo Occidental se ponía a la altura del mundo fanático islámico que había golpeado su corazón: Nueva York. Lo grave es que esta desgracia fue aprovechada por un grupo de “gurús” de la economía que han creado millones de ricos, destruyendo a millones de personas de clase media. Así nos presentamos ante esta crisis en la que los Estados poco tienen que decir. Lo “público” es ahora privado y las multinacionales tienen mayor poder que las configuraciones estatales. Una acción vale más que un voto.

De todos modos, el 11-S siempre ha sido el día de Cataluña. Una reivindicación nacional que este año tiene más sentido por el contexto político. La sentencia sobre el “Estatut” y el anti-catalanismo del centralismo español exigen una contestación fuerte por parte de los catalanes. Es imprescindible respetar su palabra si queremos que se nos tome en serio. Todo lo contrario de lo que ocurre por tierras vascas, donde “Adierazi EH” quiere tapar el hueco de la solidaridad con los catalanes con una manifestación por “todos los Derechos” que ha sido prohibida por los Tribunales. Creo que antes de pedir a los demás que respetemos todos los Derechos (deberían ser más concretos), deberían manifestarse ante varios de sus portavoces que callan ante el asesinato político y que aplauden a los verdugos, en lugar de reconocer a las víctimas.

Como se ve, el 11-S es una fecha con muchas vertientes y todas muestran una pequeña parte de la gran miseria humana. Este año se ha producido una cuarta: la vuelta a San Mamés.

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