lunes, 4 de agosto de 2008

Democracia vengativa

De Juana Chaos quedó el sábado libre y la gente pide sangre. La incompetencia de una ley ha convertido a muchos en vengativos justicieros. Es cierto que 21 años son muy pocos para alguien que ha asesinado a 25 personas, sobre todo teniendo en cuenta que jamás ha mostrado arrepentimiento y que el último año y medio ha estado encarcelado por un delito de opinión. Fallos como estos escuecen pero hay que aprender de ellos. Pero en vez de eso, los modélicos vendedores de democracia claman venganza. No se cortan un pelo. No les importa pedir cadena perpetua y alguna hasta le desea que se pudra. Son bonitas esas palabras viniendo de gentes de bien, de esas modélicas que nos venden la Constitución como salvavidas y hablan sin parar del honor de las victimas. Creo que el verdadero favor que podrían hacer a las víctimas de De Juana Chaos sería dejarlas en paz y no hacer negocio de su sufrimiento no vaya a ser que acaben a tortas como unos que conocemos en Euzkadi. O pero aún, que acaben pidiendo banderas de España y homenajes en cada uno de los pueblos vascos. Cada día se parecen más a quienes tanto critican. Dan tanto bombo a las víctimas que los periódicos parecen más sensacionalistas que informativos. Encima, echan la culpa a Zapatero, Ibarretxe y a quien les lleva la contraria. ¿No están la justicia y el poder legislativo y ejecutivo separados? ¿A dónde quieren llegar?

Y es que nos venden un modelo de democracia vengativa. Una forma de ver cuyo eje es el “conmigo o contra mí” que a mí parecer es de acomplejados. A muchos les tiene que escocer haber reído las gracias a E.T.A. durante unos cuantos años y ver en lo que se ha convertido el monstruo, por no hablar de aquellos demócratas orgánicos hoy convertidos en modélicos. A estos últimos se les ve el plumero nada más abrir la boca. El problema es que muchos ciudadanos toman a esta gente como ejemplo sin contrasta información. Porque nosotros conocemos las noticias de manera indirecta y los filtros son muy diferentes. En la era Aznar se dio veracidad a unos filtros muy simplistas que clamaban aquello de que el enemigo no era E.T.A. sino al PNV y que había que meter a todos en el mismo saco. Ese espíritu descendiente del españolismo más rancio y la derecha más arcaica sólo busca que se confundan a los no violentos con los violentos porque el problema real de esta gente es que haya ciudadanos que no se sientan españoles y quieran ser independientes. Por eso, muchas veces hablan de Ibarretxe como terrorista o del tripartito como amigo de E.T.A.. Esto último me hace mucha gracia porque Balza, el consejero de Interior lleva no sé cuántos escoltas. Por no hablar de Juan Mari Atutxa que pasó de héroe a villano y vive rodeado de escoltas.

Acabar con E.T.A. es muy complicado. No obstante, si algo no ha funcionado es el método vengativo. Franco no pudo acabar con ella. El Dictador utilizó toda su máquina represiva y sólo consiguió que E.T.A. tuviera más adhesiones, por no hablar del GAL, la transformación de un Estado de Derecho en Estado Terrorista o la ilegalización de HB que sólo consiguió más voces a favor del partido aparte de pasarse la libertad de expresión por donde amargan los pepinos. Muchas veces, el camino que parece el más fácil, como es acabar por la fuerza, provoca el efecto contrario. Creo que la única manera de acabar con E.T.A. es que la sociedad vasca le dé la espalda. Eso no incluye venganzas, sangre ni muertos, sino paciencia y tesón: se vence convenciendo y llevamos muchos años haciéndolo porque cada día son menos.

2 comentarios:

Nerea dijo...

Totalmente de acuerdo.
Ojalá algunos que yo me sé te leyeran.

Amaiur Elizari dijo...

Te leemos Jon, te leemos. ¡Buena exposición!