miércoles, 16 de julio de 2008

La falta de imaginación

Hoy en día que todo es tan accesible y tan cercano que no hay más que apretar un botón. Además, todo acontecimiento es histórico, fantástico o apoteósico y los sentimientos florecen a toda hora en todo momento y, más aún, las emociones omnipresentes en los medios, que hacen que los sentimientos más íntimos resulten aburridos y repetitivos. Habitamos una sociedad de repetición donde la imaginación y la originalidad brillan por su ausencia. No hay más que encender el aparato de televisión y ver las versiones existentes de un mismo producto o lo que, mejor dicho es, las modificaciones o malas copias de ese producto. Podríamos hablar de las mil caras del “Chiqui- Chiqui” como también podríamos hacerlo de las imitaciones de la ropa o los adornos que nos colgamos para sentirnos más bellos. Pero quiero hablar de lo más íntimo, de nosotros mismos. En la sociedad actual, que nos lleva por unos derroteros de repetición e imitación, todos queremos ser lo que el vecino es. Eso es, tener su casa, su mujer y su trabajo o, en su defecto, su coche, su carisma o su sociabilidad. Bien es cierto que el humano siempre ha buscado modelos a imitar, pero lo de hoy en día es exagerado: cada personalidad tiene su imagen. Los humanos, sin ser obligatoriamente militantes, vestimos uniformados. Cada uno utiliza la imagen que más le conviene o le gusta, pero esa imagen erosiona su personalidad. Como ejemplo a poner: la chulería de los canis o el patriotismo de los borrokas. El humano asocia una actitud a una imagen. Esta asimilación puede traer consecuencias negativas como los prejuicios y las luchas entre bandas. Pero lo que a mí me interesa es la falta de imaginación.

Intuitivamente, siempre he pensado que el hombre no inventa nada, sino que lo descubre. Porque lo que hace el hombre es adaptarse a la realidad y no viceversa. Esa visión puede ser más que discutible, pero lo que es indiscutible es que la imaginación está a la baja. Como bien he dicho antes, no hay nada más que ver la televisión para darse cuenta. Pero quien dice televisión, que suele ser el centro de las críticas, dice radio o navegar por Internet. Todos los artes se están estancando. Es obvio. La música, el cine (los que más sigo y entiendo), la literatura y demás no hacen más que repetirse, no hay sabia nueva ni aire fresco. Todas las obras siguen un prototipo de guión o forma que, salvo honrosas excepciones, es predecible. ¿Quién no ha adivinado nunca el final de una película? ¿El ritmo de una canción? ¿La trama de un libro?

Esta falta de imaginación no sé a qué viene. No sé si es verdad que estamos en un parón artístico, está todo inventado o nos tragamos todo lo que nos venden. Hombre, está claro que la última hipótesis es del todo cierta. No hay más que analizar qué nos ponen en los medios de comunicación para darse cuenta que todo es “comercial”. Vamos, que busca el bolsillo y la rentabilidad antes que el desarrollo artístico o la innovación en el arte. Aun así, hay que reconocer que para el ciudadano medio, que no está curtido en mil batallas artísticas ni es un entendido especializado, el arte “cultureta”, el catalogado como bueno; le resulta aburrido. A mí me pasa también. Por eso creo que no hay una solución clara a este problema. No obstante, pienso que se puede hacer mucho más o por lo menos esforzarse en no repetir la misma fórmula hasta la saciedad. Deseo un poco de aire fresco.

1 comentario:

Nerea dijo...

Hombre, generalizando, no hay nada nuevo bajo el sol. Pero si te pones a buscar, seguro que encuentras algo nuevo. De todas maneras, creo que el problema no es que no se quiera, sino que ya no se puede. Es decir, estamos en el siglo XXI y casi todo está sobradamente inventado (o descubierto), así que ahora más que nunca es difícil encontrar algo que realmente sorprenda...

Nueva entrada en Sareizkirbuak.

PD: "Savia" de "savia nueva" es con V. ^^