jueves, 10 de junio de 2010

Quemando y creando etapas como máquinas

Entre los psicodélicos efluvios del alcohol y la noche acabó otro curso más. Este es el tercero. Ya sólo queda uno para despedirme de la Universidad y saludar al mundo laboral. Es el último año de grandes juergas y salvajadas hasta empezar el camino a la formalización. Se empieza a quemar esta etapa y se comienza a crear otra nueva sin que haya descanso. Este año no tengo vacaciones. Es lo que hay.

Por suerte, me han acogido en un lugar que parece apacible y en el que, por lo menos, tendré tranquilidad. El futuro es pura incertidumbre.

Los años pasan y yo también. La gente sigue también pasando a mi alrededor. Veo que la gente empieza a hacer su vida; primeros trabajos, primeros proyectos, primeras parejas y yo sigo entre dos mundos. Existe el peligro de quedarse en medio; “medio-solo”, “medio-lleno”, “medio-aquí” o “medio-allí”. Es lo que hay.

Nadie dijo que fuera a ser fácil, lo más temible es que veo que nos convertimos en máquinas. Ya no importan nuestras ilusiones, nuestros sueños. Sólo aguardan algunos pocos oasis llenos de esperanzas y algún espejismo en tiempos de desesperación. Lo demás es aburrimiento.

La nada nos absorberá y seremos pasto de los gusanos. Ahora queda pensar cómo queremos hacer ese tránsito y con quién. La vida merece ser vivida, a pesar de que nos queme como a las etapas que pasamos del día que nacemos al día que morimos sin dejar totalmente de existir. Las oportunidades vuelan y el mundo se va poco a poco configurando. Cada uno está escogiendo su camino y ahora me tocará elegir el mío. ¿Estaré preparado? Nadie lo sabe, pero la vida tampoco pregunta; sino que escoge.

Beti hegian dantzari (Jainko Ateoa- Berri Txarrak)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues habrá que aprovechar el último. Al máximo.