lunes, 8 de febrero de 2010

Coherencia

Koherente naiz nire kontraesanekin” (Gorka Urbizu- Hasi ta bukatu)


Hay momentos en los que sentirse como una mierda sirve para algo. Puede que suene contradictorio, pero suele ocurrir que, para levantarse y andar, haya que caerse. Creo que era Freud quién hablaba de la “Ley de recencia” para aprender a hacer cosas y esa es la ley que impera en las relaciones y en las emociones. Es una ley dolorosa y terrible. Obliga a sufrir y a entristecerse. Aun así, es una ley que a largo plazo nos muestra la crudeza de las emociones y de las relaciones sociales, pero también a apreciar aquello tenemos. Lo importante no es cómo estamos ahora; sino, desde una perspectiva a largo plazo, valorar la evolución o involución de nuestra vida. Además, la multiplicidad de perspectivas que nos ofrece la vida, acompleja esta valoración, ya que en algunos aspectos habremos mejorado mientras que otros seguirán en caída libre.

La cuestión es saber diferenciar los aspectos principales de los secundarios. No es lo mismo valorar la evolución de las relaciones sentimentales que de la forma física. Y por eso, es necesario ordenar las prioridades y tener claro qué y quién son imprescindibles y qué y quién son secundarios en cada momento. La vida es dinámica y está en desarrollo permanente; es imparable. Así que puede que este orden se altere durante nuestra existencia. La acumulación de experiencias y el camino vital recorrido así lo obligan. Las preocupaciones no son las mismas, asimismo, algunas prioridades se consiguen cumplir; mientras que otras no se pueden cumplir. Son estas últimas las que más quebraderos de cabeza nos traen. Son abstractos, pero también reales y nosotros nos movemos en esta contradicción de intentar atrapar todo el aire de una habitación cerrada en nuestra mochila roja.

PD: Hoy he escuchado un insulto que merece la pena resaltar “lamefrenillos

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