sábado, 22 de septiembre de 2012

Tiempos de reflexión y tiempos de formulación


Dicen que "uno no deja a la poesía"; sino que "la poesía te abandona". Así lo remarcaba Xabier Lete en una de sus reflexiones que Inaxio Mujika Iraola ha transcrito en el libro (Auto)Biografia bat. A mí también parece que me ha dejado la inspiración. Por eso hace tiempo que no he escrito en este blog. No se me ocurre nada remarcable que pueda publicar. De hecho, siento que todas mis reflexiones se evaporan cuando intento pasarlas a un papel. Qué cosas.

Esta situación me ha llevado a darme cuenta de un factor que quizás suela pasar desapercibido: la diferencia entre el tiempo de reflexión y el tiempo de formulación. Para escribir hay que tener de qué hacerlo. Hay que tener un tema y argumentos que lo sostengan. Esto es lo que llamo "el periodo de reflexión". Es ese momento en el que las ideas son institivias y cualquier tipo de explicación parece desorganizada y te quedas con la sensación de "yo me entiendo; sé lo que digo".

Esta indefinición te hace sentirte impotente. Percibes que lo que en tu cabeza está claro no sabes transmitirlo a los demás. Por eso, es importante considerar el periodo de formulación y ser paciente. Lo que digo es tan obvio que parezco estúpido o vanidoso, pero muchas veces se nos pasa por alto que hace falta un tiempo para madurar las ideas y amoldarlas a nuestra forma de expresarnos. Resulta obvio, pero a mí me ha costado bastante llegar a esta conclusión. Estoy seguro de que no soy el único.

Quizás porque intentamos vivir tan rápido se nos olvida que para convencer hay que saber organizar el discurso para que le llegue da la manera más clara y concisa a cualquiera que sea la audiencia. Es muy importante saber a quién te diriges y cómo hacerlo, sobre todo si detrás hay un objetivo mayor. La forma es la mayor parte del mensaje y tiene que ser acorde con el fondo. Eso sí, dejando una pequeña oquedad para los matices que, bien leídos entre líneas, pueden ser determinantes.

Con esta pequeña reflexión rompo el silencio que se ha adueñado de mi blog desde hace un par de meses. Puede que en un tiempo mire con vergüenza ajena este artículo que leído en cierto parece vanidoso. Admito que como humano tengo un punto de ego que se hincha con este tipo de pequeños "descubrimientos". No todo en la vida tienen que ser tinieblas y fustigamientos, a veces hay que dejar otra pequeña oquedad para el orgullo propio y las pequeñas victorias, "pasajeras" según el mismo Lete.

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