Estamos vivos por dentro. Es una realidad. Hay algo que se mueve en nuestro interior, o eso percibimos. La verdad es que para hablar de estas cosas poco importa si es metáfora o no. Imagínate lo difícil que sería explicar "la paz interior" si asumimos que no existe un "yo sustantivo"; sino que somos nosotros quién lo construimos y le damos una propiedades que creemos adecuadas con nuestra percepción de nosotros mismos. Y lo duro que sería, ¿eh? ¿Cuánto espiritista se suicidaría?
Independientemente de que el "yo" sea sustantivo o de saber si existe la mente; lo que sí es cierto es que algo se mueve. Existen, o los llamamos, "sentimientos" (deseos/ creencias). Se entremezclan y nos hacen tener una visión emocionalmente distorsionada de lo que nos rodea. Por eso, a veces uno revienta "porque sí". No tiene que ver con que tenga razones para hacerlo o no; sino con que perciba que está en un camino sin salida o, simplemente, que es la consecuencia lógica de una serie de implosiones que le ha llevado irremisiblemente a una explosión.
Si pudiéramos solo nombrar lo que realmente conocemos, dudo mucho que más de dos o tres cosas tuvieran un nombre. Al final, lo que hacemos es dar un nombre y otorgarle unas propiedades a lo que nos rodea sin saber muy bien qué estamos nombrando. Por eso, tenemos tantas dudas y tan pocas respuestas. Por eso reventamos de vez en cuando. Es la impotencia de no poder explicar lo que difícilmente sabemos nombrar.
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