Anoche, mientras la mayoría de jóvenes estábamos de fiesta y los no tan jóvenes dormían, un grupo de vascos intentó asesinar a otros. Primero, intentaron; y consiguieron, reventar la sede de la Caja Vital en Vitoria. Para ello, utilizaron un coche cargado de 100 kilos de explosivo que dañó ostensiblemente la fachada del edificio pero sin hacer daños en el sistema informático ni en la estructura del edificio. No hubo heridos. Un comunicante avisó a las 11’10 de la noche de la colocación del coche bomba. Se cargaron un edificio de sólo un año. Ahora, toca pagar al contribuyente los arreglos. Aun así, lo peor estaba por llegar.
A las 4’30 de la mañana en el pueblo costero de Ondarroa, delante de una comisaría de la Ertzaintza, han explotado 100 kilos de explosivo. Sin avisos, 10 heridos: 6 ertzainas y 4 personas que pasaban por ahí. Horrendo, pero más horrendas aún eran sus intenciones. Pretendían, por segunda vez, una masacre. Querían acabar con la vida del mayor número de ertzainas posibles. Por eso, utilizaron un señuelo: los cócteles molotov. El plan era claro, hacer explotar un coche con 100 kilos de explosivos mientras los ertzainas verificaban qué pasaba. Pero otra vez fallaron. Los ertzainas salieron hacia el lado opuesto de donde explotaron los artefactos incendiarios y así salvaron sus vidas. La explosión sólo hirió a 6 miembros del cuerpo. Por suerte.
No obstante, esta madrugada lo han conseguido. No ha habido suerte. E.T.A. ha asesinado a un militar en Santoña (Cantabria). Otra bomba, tres en dos días y a la tercera fue a la vencida. Una señora mayor está herida en el hospital. Un militar de vacaciones en Santoña que se queda sin vida, curiosamente, asesinado en la calle Carrero Blanco. Otra muerte que lamentar y ya van muchas. Es un sin sentido que perjudica a quienes queremos una Euzkadi libre. Pero así son ellos.
Estas bombas son un mensaje nítido: E.T.A. sigue despierta, tiene ganas de matar y, sobre todo, capacidad. Lo ha conseguido. Aun siendo en contra de la sociedad que dice defender que le da la espalda atentado tras atentado. Siguen sordos. No quieren escuchar al pueblo vasco. Encima, les ríen las gracias. Es curioso escuchar a HB, en lugar de hacer autocrítica a una estrategia política sin futuro alguno, se dedica a echar culpas a los demás. Son balones fuera, pero la gente está quemada. No queremos más muertes, ni ilegalizaciones. Queremos paz. Somos un pueblo de paz. Tampoco queremos que desde Cantabria nos digan estupideces. ¿Acusar al PNV y al Lehendakari? Váyase por donde vino Señor Revilla, es usted un demagogo o un estúpido. No valen disculpas. No lance piedras, cállese.
En fin, lo de siempre. Una espiral de violencia que no cesa y complica la realidad vasca. Con E.T.A. no hay salida. No escuchan ni respetan. Encima, las intromisiones ajenas caldean el ambiente. El único que puede ilegalizar un partido es un pueblo. Sólo él con sus votos puede deslegitimar a una formación. La prohibición no es el camino, sólo agudiza esta espiral de violencia y encarcelaciones. Demos la palabra al pueblo. Hablemos todos.
PD: Los dos primeros párrafos los escribí antes del atentado de esta madrugada. El título también.
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