Estaba claro que algún día tenía que reventar y así ocurrió hace bien poco. Javier Clemente reconoció en rueda de prensa que “egoístamente le hubiera venido bien la muerte de Manolo Lama” porque “le ha dado mil palos, le ha intentado echar de mil sitios y hasta que le peguen palizas”. Además, explica el de Barakaldo que cuando el periodista de la Ser sufrió un accidente en el que estuvo al borde la muerte, él le envió ánimos. En pocas palabras, que se arrepiente de haberle deseado una pronta recuperación cuando no ha hecho más que darle palo sí y palo también. Todos lo entendimos, salvo los periodistas de la Ser y demás cortesanos que tergiversaron las palabras del técnico del Murcia y convirtieron su comentario en deseos y le achacaron querer que Lama hubiera muerto. Además, en su tono verbenero y poco gracioso intentaron humillar al técnico vizcaíno en sus informativos y programas. Imaginaban que hubiera pasado si el periodista hubiese fallecido y hasta Iñaki Gabilondo entró al trapo y atacó a su paisano.
Esta actitud prepotente no es nueva en una radio que cada día se vuelve más autista en un clima de autosatisfacción y altanería provocado por sus excelentes audiencias. Su autosuficiencia les ha hecho perder mucha calidad. Sin una emisora que les haga sombra en oyentes, tienen campo suficiente para hacer y decir lo que les venga en gana. Además, su monopolio de las ondas les hace creerse con todo el derecho a meter mano allá donde les viene en gana. José Ramón de la Morena es el mejor ejemplo. Desde su pulpito a las 12 se rodea de amigos y cortesanos, que dicen lo que él quiere escuchar, para acusar e intentar boicotear a quien le disgusta. Villar, Clemente o la Federación de Tenis han sido sus blancos preferidos, todo para poder colocar a sus amigotes. Con su asquerosa verborrea, digna de quien se cree superior a los demás, critica e intenta hundir sin piedad. Así lo hizo con Padilla y con Gurpegi. “El bizco” trata a sus entrevistados con una actitud paternalista. En sus entrevistas formula sus preguntas con un tono que recuerda al de un periodista que entrevista a un crío que sale por primera vez en la radio. Además, intenta “coleguear” con el entrevistado para que todos notemos lo enrollado que es. Pero nada más lejos. Este despotismo encubierto queda ilustrado con la continua publicidad que hace de los torneos que organiza y de sus negocios y amigotes. Habla de Estepona, del torneo de Brunete y del golf en un programa supuestamente deportivo que a veces más bien parece el “sarao” de un marqués. Se cree invencible y comete los mismo errores que cometió José María García.
Y es que los Deportes de la Ser parecen “Salsa Rosa” en estos últimos tiempos. Han sustituido su función informativa por el sensacionalismo puro y duro y el enchufismo. Nos intentan meter al Madrid por los ojos. Además, se entrometen allá donde pueden buscando el control y el poder. Con la selección española así lo intentaron. Querían que Luis Aragonés hiciera lo que ellos mandaban e intentan vendernos su “patriotismo de jamón serrano” cuando para ellos es un negocio. Sólo buscan su propio rédito y no les importa escamotear a quien sea con tal de conseguirlo. Así intentaron boicotear a Luis Aragonés, como a Clemente y como a otros presidentes de clubes de fútbol que no se someten a su voluntad. También lo intentaron con la Federación española de fútbol, atacando a Villar por medio del Athletic. Sin ética ninguna, tergiversaron las palabras de Mejuto González a Etxeberria para atribuir la salvación del Athletic, equipo en el que jugó Villar, al presidente de la Federación española y así acusarle de meter mano en la competición. Por no hablar del nivel intelectual, digno del españolismo cateto del que se sienten orgullosos algunos. Grandes intelectuales y entendidos como Tomás Guasch, conocido por su anticatalanismo, madridismo desaforado y su payasadas, o Poli Rincón un exfutbolista con madera de cómico que no tiene ni puñetera gracia. También cortejan Manolo Lama, otro forofo a los micrófonos, y Pepe Domingo Castaños que se maneja bien en los micrófonos y es de lo poco que se salva de esta jungla.
Muchos se quejan del bajo nivel de España o de su ombliguismo. Pero viendo quién manda en Deportes es comprensible el paletismo hispano, ese que antepone los “cojones” al cerebro y se cree superior por ser español. Mucho se ríen de los vascos (nacionalistas vascos) y de los extranjeros; haciendo gracias de listillo con los nombres, pero los verdaderamente humillados son ellos. En vez de lanzar un periodismo reflexivo y pedagógico que intente que el oyente entienda los entresijos del deporte, lanzan exabruptos llenos de intereses y veneno y hacen apología de los más castizo y rancio: la España de bombo y pandereta. Así les va y que les aproveche que yo me quedo con Clemente.
Por cierto, nos deben 15 millones de euros. ¿A que de eso no hablan?
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