Muchas veces nuestra cobardía nos lleva a escondernos detrás de la gente. Es algo totalmente humano, pero totalmente criticable. Esa abstracción nos libera de nuestras culpas, nos excluye de cualquier problema del que formamos parte como aquel que cuando hay un examen huye de clase fingiendo que está enfermo. Porque, por mucho que no queramos verlo, formamos parte de esta sociedad, aunque muchas veces hagamos dejación de ello. Es verdad que la construcción social es injusta. Es también cierto que hay una selección natural. Sin embargo, mandar todo a la mierda cada vez que algo falla es, aparte de estúpido, poco recomendable.
Y lo digo porque no nos damos cuenta de que a pasos y a golpes se aprende; del error, más concretamente. Y escondernos detrás de la sociedad cada vez que algo falla es erróneo, aparte de algo cobarde. Es cierto que nuestro comportamiento en comunidad es diferente al individual, ya que se diluye nuestra personalidad en el grupo. No obstante, no implica diluir nuestra responsabilidad en el grupo. Los humanos no somos objetos, sino sujetos y, por ello, somos activos y en gran medida conscientes de nuestros actos. Otra cosa es que no nos interese, pero la mayoría de las veces sabemos lo que, desde el punto de vista ético, hay que hacer. Y somos también conscientes de qué no funciona en esta sociedad. Es evidente que hay disfunciones, ya que no somos perfectos, sin embargo nuestros análisis son parecidos. Todos nos vemos oprimidos por los demás, sobre todo por algún “cabeza de turco” abstracto como la sociedad. Pero no hacemos nada por cambiarlo.
Y es que es muy fácil la queja sistemática; la crítica corrosiva y destructiva. Es también fácil abocar a nuevos regímenes y nuevas construcciones abstractas, pero en teoría más justas. Aun así, la realidad es más compleja. No concebimos que las cosas no se destruyen, sino que se transforman. Por lo que, para que ahonden socialmente los valores democráticos se necesitan muchas generaciones. Además, si no cambiamos nuestro comportamiento individual es imposible que cambiemos el comportamiento grupal. No olvidemos que la sociedad es una suma de individuos que, aunque diluyan aspectos en el grupo, siguen tomando parte en él. Es la interdependencia.
LO RECONOZCO HE VIVIDO (Y QUE A VECES ME HE SOLIDO EQUIVOCAR)
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un encuentro: “De las pìstolas al humanismo y vueltas al Humanismo”. Fué el
23 d...
Hace 1 hora
1 comentario:
todo un ensayo sociológico Jon. Si señor !
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