Los vascos tenemos la obligación de ser tolerantes. Vivimos en una sociedad terriblemente fragmentada y en el que la tolerancia es el vector que nos tiene que unir a unos y otros. Sin respeto al prójimo, la convivencia es imposible y esto se convierte en un campo de batalla. Los vascos tenemos que darnos cuenta de que el País es de todos y para todos. A día de hoy, y más después de lo ocurrido en Azpeitia, debemos limitar nuestras aspiraciones particulares por el bien común: construir una sociedad vasca libre y moderna, en la que todos vivamos más o menos a gusto. Sin imponer, sin impedir. Teniendo en cuenta a las mayorías y a las minorías. En Euskadi hay sitio para todos los puntos de vista. Por lo cual, tenemos que ser respetuosos con quien piensa diferente e intentar, en estos tiempos convulsos, tender puentes entre todos para acabar con la violencia de E.T.A.. El diálogo, escuchar y ser escuchado, es el vehículo y la tolerancia la gasolina que deben llevarnos al final de la violencia. Así, quizás, algún día podamos decidir libremente qué queremos ser y acabar de raíz con este conflicto político. Sin imponer ni impedir.
1 comentario:
Ha sido más o menos lo que yo he dicho, solo que como siempre, yo lo hago con más sutileza y menos concreción. Es otro estilo. Pero me encanta cómo lo has hecho.
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