“Lo esencial es invisible a los ojos” (Antoine de Saint Éxupery)
Vivimos en una sociedad visual. Una sociedad por la que con la vista se cree analizar todo y en la que los demás sentidos quedan relegados a un segundo plano en el que la vista no puede actuar. Ese en este “plano ciego” en el que conocemos otras realidades más allá de la que nos parece la más segura. Y esa seguridad no es más que un espejismo. La vista es fácil de engañar, tan fácil que no nos salta a la vista. No hay más que fijarse que lo que en realidad es paralelo a nosotros nos parece convergente o que nos vemos muchas veces más grandes de cosas que son muchos mayores que nosotros. Esto lo sabemos, ya que es evidente y porque nos lo enseñan. Sin embargo, otras cosas que no nos enseñan pasan de largo sin darnos cuenta.
Para saltar esa barrera que nos impone el cegarnos con la vista, es imprescindible la abstracción: el poder salir de una perspectiva personal para mirar las cosas con una perspectiva más amplia que abarque el tema sin condicionantes. Es, en otras palabras, subir a la terraza para analizar el problema surgido en la calle. El salir de la realidad y obviar lo superfluo para centrarse en la base del conflicto. Ese aspecto tan esencial en nuestra vida, un aspecto racional, lógico y positivo, no es común en nosotros. En los conflictos no separamos el grano y la paja, y muchas veces nos quedamos con la paja. Es más, muchas veces diría que la realidad es una convención social en la que hay mucha paja y poco grano. En la que se llama loco a quien se centra en el grano y se premia a quien se centra en la paja.
CASTELAO, PROCLAMADO 80 AÑOS DESPUÉS, PRIMER PRESIDENTE DE GALIZA
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Hace 11 horas
1 comentario:
sabia frase la última pronunciada Jon.
Muy sabia diría yo.
Un saludo
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