domingo, 5 de septiembre de 2010

El Sustituvon, el invento que cambió el mundo del trabajo

K. es directivo de la empresa Woodstock.S.A., que se dedica a la venta de productos y filosofía hippies. En su andadura profesional siempre ha tenido problemas para mantener una relación sentimental. Su ocupación ha sido un obstáculo siempre para poder comprometerse con alguien y para poder tomar un café con sus amigos. Tiene reuniones semestrales, trimestrales y semanales que cumplir, así como seguir estudiando másteres para poder anticiparse a los cambios del negocio. “Es muy duro y encima caro”, afirma K.. En los últimos meses, sin embargo, gracias al auge del “Sustitutivon” puede cumplir todos sus compromisos y sin tener que pagar un gran cantidad gracias a las subvenciones gubernamentales. “Debería estar en la Seguridad Social”, sentencia K..

“Sustitutivon” es un nuevo servicio desarrollado por la empresa “Amistad S.L.”, ayudados por la Fundación Taylor. Este proyecto es fruto de la colaboración entre el Ministerio de Trabajo y Sindicatos y la empresa de armas “Riffles 4 Freedom”. Preocupados por el aumento de la tasa de paro entre la ciudadanía, la explosión del estrés entre los directivos de la empresa y su proyección en sus ámbitos privados, ambas instituciones han lanzado un novedoso plan para reactivar la familia tradicional y el trabajo. La idea consiste en reciclar a parados para que sustituyan a los directivos en sus tareas cotidianas. Así, estos parados harán la compra, atenderán a los hijos, visitarán a sus madres y, por un precio especial, procrearán también con sus mujeres y maridos y hasta podrán tener hijos. “No es una subcontratación del amor lo que hacemos; sino una optimización de los recursos. Así, la vida familiar ya no será un estorbo para el desarrollo de la economía, ni viceversa. Es nuestra aportación a la sociedad”, explica Will Maiden, portavoz de “Riffles 4 Freedom”. K. así lo reconoce: “antes no podía ir con mis amigos, ahora sí. Mi vida social ha aumentado. Hasta me he casado y he podido acudir a un congreso en Hong-Kong sin tener que elegir y todo esto mientras lo comentaba por Facebook. No sé qué haría sin Ralf”.

Aun así, nunca llueve a gusto de todos. Peter Wayne, portavoz del sindicato de trabajadores de “Sustituvon”, explica que no todo lo que es oro reluce. “Los trabajadores meten muchas horas y no cobran los extras”. Asimismo, organizaciones humanitarias han subrayado la contradicción existente entre sustituir a alguien y suplantarle. “Esto al final va a ser un desbarajuste social, las familias van a estar condicionadas por el trabajo y construidas según la coyuntura económica. Los hijos no van a conocer a sus padres ni los padres van a conocer a sus hijos. Es subcontratar el cariño”, denuncian. El Ministerio de Trabajo y Sindicatos zanja, sin embargo, que si esta nueva actividad es buena para la economía es “buena para la sociedad”. “Al final, todos subcontratamos nuestras actividades: contratamos a alguien que nos traiga la carne, a otros que nos sanen o que nos escriba los discursos. ¿Por qué no la familia o la pareja? ¿Acaso el amor no tiene precio?” defiende el Ministro. “La mejor sociedad es la que está construida a tu medida”, concluye.

Debates aparte, es evidente que el “Sustituvon” ha cambiado la manera de concebir el entorno íntimo. Ahora quien no tenía trabajo tiene una ocupación y quién no tiene tiempo; tiene quien le sustituya. Al mismo tiempo, este nuevo servicio ha supuesto una inyección económica. De hecho, la empresa sigue en esta línea y está pensando en nuevos modelos que optimicen el tiempo empleado por los empleados para comer, acudir al servicio o descansar. “Será difícil trasladar la orina de un empleado al otro”, argumentan desde la compañía. “No hay nada que no tenga precio”, le responde Maiden.

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