Ayer se cumplieron 11 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco y para recordarlo Antena 3 emitió una película que recordaba sus últimas horas, producida por El Mundo TV, y luego hubo un debate en el que tomaron parte, entre otros, Gustavo de Arístegui, Joseba Arregi, Isabel San Sebastián, Antxon Urrusolo y Melchor Miralles. Vamos, de lo más variopinto del nacionalismo español. Hablaron poco de Miguel Ángel pero mucho del PNV. Le culparon de todo lo que ha ocurrido en Euzkadi y Joseba Arregi, ex-miembro jeltzale, advirtió que tiene que “homologarse” democráticamente. San Sebastián habló de que el PNV y E.T.A. tienen el mismo objetivo y los demás siguieron por los mismos derroteros. O sea que como siempre quedó demostrado que el enemigo es el PNV y no E.T.A. y sacando a relucir el “Plan Ibarretxe” para mezclarlo con la violencia. Todo a destiempo y fuera de contexto.
Aun así, lo que más me sorprendió no fue aquello, sino la concepción que tienen del espíritu de Ermua. No sé qué es en realidad. Yo lo identifico como el rechazo de la sociedad a E.T.A., y cuando digo sociedad, digo de casi todos los polos que conforman esta sociedad. Porque cuando el secuestro de Miguel Ángel Blanco salió todo el mundo a la calle. Gente de todos los colores y todas las opciones y opiniones. No obstante, anoche me di cuenta de que debo estar equivocado. El espíritu de Ermua para Isabel San Sebastián y compañía, sus adalides; es el españolismo rancio y el monopolio del de dolor las victimas de E.T.A. para atacar y criminalizar al nacionalismo vasco en general. Asimismo, el espíritu de Ermua se ha convertido en una excusa para que muchos “periodistas” u “opinólogos”, con una profundidad de pensamiento no muy alejada del “topicazo” y la ignorancia, vivan de ello durante muchos años. Fíjense hasta que extremo ha llegado el espíritu de Ermua que el mismo ayuntamiento, cuyo alcalde formó parte del foro, ha pedido que quiten el nombre del pueblo. Porque el mayor error que pudo cometer aquellos que “sustentaron” el espíritu de Ermua fue monopolizar un sentimiento colectivo de repugnancia a la violencia de E.T.A.. No era raro escuchar a miembros destacados de este colectivo acusar a los que no pensaban de la misma forma que ellos de ser “amigos de E.T.A.”, aunque estos estuvieran amenazados por la banda y a pesar de que ellos mismos (los del foro) habían ido con una pistola en el cinto (Mario Onaindia). Porque si de algo estaba lleno El Foro de Ermua y Basta Ya, las dos organizaciones que capitalizaron la respuesta popular, era de exmilitantes de E.T.A. que, salvo algún que otro caso, jamás se habían arrepentido de haber tomado parte en la organización terrorista; y de excomunistas reconvertidos en vete a saber qué. Eso sí, todos demócratas de toda la vida y dando lecciones a los demás. Pero han caído por su propio peso. Once años después apenas se les oye en casi ningún medio de comunicación ni se les toma en serio salvo en círculos de la derecha extrema española. Basta Ya ha desaparecido y el Foro de Ermua va por ese camino. Se les acabó el chollo.
El espíritu de Ermua no ha desaparecido, se lo ha llevado el tiempo y la politización. Su identificación con unas ideas concretas, el españolismo incivilizado de derechas e intransigencia vengativa han hecho que la gente se alejase progresivamente de ese concepto. Se ha convertido en un circo mediático. No hay más que ver que lo decían los habitantes del pueblo vizcaíno. Aunque, bien es cierto, que la esencia de aquel espíritu está presente hoy en día en la sociedad vasca. El rechazo a E.T.A. es casi unánime en la sociedad vasca.
2 comentarios:
1- Muy bien escrito, aunque alguna cosilla...
2- Totalmente de acuerdo. La solidaridad deja de serlo cuando uno se apropia del dolor de los demás. La gente debería dejar de creer que el que más sufre tiene más razón. Hay mucha ignorancia por todos lados, pero es que con esta gente se hace más patente que nunca.
La has clavado, en serio.
Te lo dice un "neoespañolista".
Publicar un comentario